Alfabetización y Acceso a los Libros Tiene Que Ser Una Prioridad en Nuestras Escuelas

En mi primer año de enseñanza, tenía dos estantes de libros en mi clase de 4 grado. Estaba emocionada de construir un rincón acogedor, para que los estudiantes se sentaran y disfrutaran de todos los libros que llenarían esos estantes.

Después de buscar a través de los recursos desechados que el maestro anterior había dejado atrás, encontré pocos libros. Los que sí encontré, tenían el lomo roto, les  faltaban páginas, y personajes que no eran representativos de mis estudiantes. Cuando le pregunté a mi director acerca de ordenar más libros, me dijo que era libre de utilizar mi estipendio de útiles escolares de $150, y agregó, pero luego, con que iba a comprar papel, lápices, y las carpetas para el año.

Esta memoria se ha quedado conmigo, porque en una clase de 32 estudiantes, muchos leyendo en niveles de jardín de infancia, o de primer grado, yo tenía suficientes libros para la mitad de uno de los estantes en una de las estanterías.

La falta de libros y recursos de lectura, en una aula de cuarto grado, era perjudicial para los estudiantes en el otoño de 1999, en Compton, California. Esta es una ciudad donde el 30% de los estudiantes eran competentes, en los exámenes estatales de artes de lenguaje inglés de la primavera pasada. La alfabetización es una habilidad fundamental que todos necesitamos para tener éxito en la vida, sin embargo, nuestros estudiantes que van a la escuela todos los días, y cuyas familias quieren el mundo para ellos, no tienen recursos suficientes y no están leyendo a nivel de grado.

Los niños que crecen en familias de bajos ingresos tienen grandes sueños. También tienen retos reales. Ellos escuchan dos tercios menos de palabras que los estudiantes de familias que no viven en la pobreza, según los investigadores de la Universidad de Kansas. En el momento que los estudiantes entran al jardín de infancia, han sido expuestos a 30 millones menos de palabras que los niños que crecen en hogares acomodados. Sin embargo, sus sueños, y las de sus familias, son reales.

La investigación de American Educational Research Association muestra que los niños que no pueden leer al nivel en el 3er grado, son cuatro veces menos probables de graduarse de la escuela preparatoria, que sus compañeros que están leyendo al nivel de grado. Cuando la pobreza es añadida a la ecuación – y en Compton, el 94% de los estudiantes califican para almuerzo gratis / reducido – ese hermoso niño, es 13 veces menos probable de graduarse a tiempo.

Los libros siempre han sido importantes para mí, y como maestra, me prioricé la construcción de una biblioteca en la aula para mis estudiantes y la creación de un rincón acogedor de lectura. Con el tiempo, el espacio en mi clase creció de una mitad de un estante, a dos estanterías llenas ,y luego a cuatro  estanterías, una de las cuales intercambié, a cambio de unas cuantas sillas, con una colega. Los estudiantes se trasladaron de estar sentados en unos pocos cuadrados de alfombra, donados por una tienda local de alfombra, a disfrutar de sus libros en bolsas de frijoles (donadas por un anónimo DonorsChoose, patrocinador), ha acompartir sus libros en el sofá de mi difunta tía, mientras se daban codazos entre sí, para sentarse porque era tan, acogedor.

Para los estudiantes en comunidades de bajos ingresos, al igual donde muchos de nosotros trabajamos, la alfabetización puede ser un cambio de vida. En el clima actual de intimidación ,y el discurso incendiario, es fundamental que los estudiantes tengan libros que reflejen su cultura, sus familias, su patrimonio, y a ellos mismos. Los desafíos para los niños en situación de pobreza son numerosos. Pero sus sueños – así como los sueños de sus madres, padres, abuelos, tíos y primos – son igualmente reales. Sabemos que los recursos limitados son un desafío. Para nuestros hijos, las limitadas habilidades de alfabetización, no deberían ser una de ellas.

Aquí hay algunas listas de libros que resaltan los diversos personajes y temas de inclusión cultural:

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Sandra Kinne

Sandra Kinne

Sandra Kinne is the Founder and Executive Director of Paragon Academy of Compton, a TK/Kinder – 8th grade free, public charter school driven by excellence for all. Paragon Academy opens in August 2018. Learn more at www.paragonacademyofcompton.org.
A former Fellow with the selective, national organization Building Excellent Schools, Sandra studied more than 40 of the highest-performing schools that educate students in low-income communities. Observing best practices of instruction, school culture, and school leadership, Sandra also received extensive training in finance, facilities, curriculum, and organizational leadership. She completed five-week-long leadership residencies at Endeavor College Prep in Los Angeles in January 2017 and Great Lakes Academy in August 2017
As someone from a low-income background, Sandra is passionate about creating opportunity, access, and hope for students and their families. As a first-generation college graduate, she knows the power of an education and wants to provide an exemplary education for children of Compton, where she began her career in education 18 years ago.
Sandra was a 1999 Los Angeles corps member with Teach For America, and she taught 4th grade at Kennedy and King elementary schools in the Compton Unified School District for five years. She also taught in Syracuse, NY in a Special Education program for emotionally disturbed students and at Southside Academy Charter School, teaching 1st and 2ndgrade in a school where 97% of students qualify for free/reduced lunch. She was also a Manager of Teacher Leadership Development with Teach For America-Las Vegas Valley, coaching first- and second-year teachers. Sandra served as Assistant Principal at a middle school with the Monterey Peninsula Unified School District. Sandra also has worked in research evaluation, consulting on education projects – including PBS Kids.
Sandra has a B.A. in Newspaper Journalism, International Relations, and Women's Studies from Syracuse University, an M.A in Education from Loyola Marymount University, and an M.P.A from Columbia University.

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