Un artículo reciente en el Los Angeles Times, nos recuerda cómo la actividad física puede contribuir al éxito académico de acuerdo a estudios realizados por expertos. Siempre he sabido esto, pero por alguna razón no recordaba cómo lo aprendí. Mientras leía el artículo, recuerdos de mi niñez empezaron a regresar a mi memoria. Le envié a mi tía Ernestina y mi papá, que son mis ángeles en el cielo, un gran agradecimiento, como ellos me enseñaron esto sin tener artículos de expertos.
A la edad de siete años, caminaba a mi segundo hogar después de la escuela, comía un aperitivo antes de la cena, y mi tía Ernestina, quien se hizo cargo de todos los niños en la familia, nos enviaba a jugar al aire libre. Anduvimos en bicicleta, intente aprender a patinar, pero como era demasiado torpe, preferí jugar a la pelota en la calle y volar una cometa, cuando el clima era perfecto. Tía Ernestina nos mantuvo activos y lejos de Atari, Nintendo y lejos de mi programa favorito, Punky Brewster. No teníamos dinero para jugar deportes de liga, así que hicimos nuestros propios equipos, y los ganadores se conseguían un helado de el paletero. Terminamos nuestra tarde con un regaderazo, la cena, la tarea y la lectura. Ella tenía un sistema. Ahora como adulta, entiendo que era la única forma en que ella no dejaba que los de cinco a nueve niños que ella cuidaba en cualquiera dia en el apartamento de un dormitorio, no la volvieran loca. Su sistema funcionó de maravilla, ya que la mayoría de nosotros ivamos bien en la escuela, mientras que estaban bajo su cuidado.
Mi padre, por el contrario, me sacaba de la escuela temprano un par de veces al mes sin una excusa, durante mis años de primaria. Los días que me sacaba de la escuela, íbamos a la pista de carreras. Pregúntame acerca de las pistas de carreras de caballos, y les cuento todo acerca de las pistas en California. El me decía, que los niños necesitan un respiro de la escuela y la necesidad de salir al aire libre y divertirse. No discutí con eso, yo jugaba en el patio, aprendí cómo colocar las apuestas, e hice amigos con los ancianos. Estos son algunos momentos inolvidables que viví con mi padre.
En la escuela media, las cosas cambiaron, mi padre se puso enfermo. Yo caminaba o corría hacia la escuela, cuando no había quien me llevara (1.8 millas en cada dirección). A Veces estaba a cargo de la sonda de alimentación a mi padre, esos días corría a la casa. También me uní ballet folklórico para que él estuviera orgulloso de mi y porque era una actividad de bajo costo. Hubiera sido bueno tener acceso a un gimnasio ya que me encantó estar activa, pero no había, así que utilice los recursos disponibles para mí, y también he sobresalido en la escuela. Hace poco leí que UCLA comenzó una donación de gimnasios nuevos en las escuelas medias, con un esfuerzo de promover la buena salud y prevenir la obesidad. Me alegro de que los niños que no tienen acceso a un gimnasio tendrán la oportunidad de hacer ejercicio.
Mi tía y mi padre fallecieron cuando yo estaba en la secundaria, en menos de dos años de diferencia. Mi vida cambió rápidamente. Mi madre trabajaba doble turnos para proporcionar los fundamentos, y ya no tenía una niñera o un papá. Los días de diversión al aire libre de la niñez habían terminado.
Mantenerme activa me ayudó sobrevivir, fui capaz de recaudar fondos suficiente para ser parte del equipo de baile y fui porrista durante los primeros años de la escuela secundaria, pero la vida nunca fue la misma. Dos de mis más grandes partidarios se habían ido. Dejé de hacer ejercicio, y mis calificaciones también deslizaron, fueron años difíciles. Mis mecanismos de supervivencia eran autodidactas, y tome algunas decisiones irresponsables.
Cuando fui mamá por primera vez, todos esos recuerdos al aire libre deben haber vivido en mi mente inconsciente porque inscribir mi hija para el ballet a la edad de dos años. Ella entonces jugó T-ball a la edad de cuatro y jugó béisbol durante seis años consecutivos. Ella descanso tres años de béisbol en la escuela media y estuvo en un equipo de basketball y fue porrista. Regreso a softbol en la escuela secundaria. Ella también corrió distancias largas, jugó voleibol, y estaba en el equipo de natación durante la escuela secundaria. No sabía que los expertos sugirieron la actividad para el éxito académico, pero sabía que el manteniéndola activa e involucrada, ella era feliz y la ayudaba a concentrarse en sus otros logros.
Si usted tiene un niño en su vida, piense en cómo se puede incorporar la actividad física en su rutina y también hágalo hábito. Puesto que estamos mimados con un clima perfecto en el sur de California, es relativamente fácil para nosotros para disfrutar de caminatas por las mañanas y paseos en bicicleta a lo largo de la playa al atardecer. Encontrar lo que interesa a su hijo puede llevar a bellos recuerdos y una mente renovada para que regrese a sus estudios con mayor enfoque.
Cindy Borbon
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