Todavía puedo sentir el frío en el aire mientras miraba hacia las palabras “San Diego City College” en letras grandes sobre el puente que conecta el campus al otro lado de la calle B. Aquí estaba yo, sin hogar y con tres hijos pequeños, en una ciudad que era desconocida y espantosa para mí, y todo lo que podía prometer en ese momento era “un día voy a ir a la universidad aquí.” Cuando mire la palabra “universidad”, todo lo que sabía era que significaba una vida mejor para nosotros. Me fui con mis únicas pertenencias, arrastrando alrededor en una carreola, sin saber dónde dormiríamos esa noche, pero sabiendo que una semilla había sido sembrada. Yo nunca imaginé el tamaño del jardín que crecería de ella.
Once años después puse el pie sobre el campus donde empecé a florecer. Como madre soltera de cinco hijos, se me ha dado la oportunidad de cambiar la narrativa de la sociedad de ser “el adicta a las drogas / madre del bienestar” o por mi propia gente“esta chola”a mi propia narrativa, “las estudiantes honor y una líder comunitaria que es un ejemplo para sus hijos y los demás. “No sabía que la educación me daría el poder para ser el fuerte Latina que soy hoy en dia.
Todavía recuerdo estar sentada en mi primera clase y sentirme tan fuera de lugar. Aquí estaba rodeada de estudiantes que podrían ser mis hijos, y que estaban usando las palabras del vocabulario que no tenía ni idea de cómo usar en una oración. Quería correr y renunciar porque no sentía que pertenecía allí. Mi educación era de las calles, y no había ningún lenguaje que había usado en las calles que podría utilizar en el aula. Me tomó un par más semestres para deshacerse de este estigma que había puesto en mí misma y para empezar a creer que de verdad tenía un lugar en este campus.
Estaba en mi clase de Inglés 101 que era un clase de Honores, cuando empecé a quitarme las máscaras que yo había usado durante demasiado tiempo. Recuerdo cuando hable con la profesor Mayhew un día, después de su clase. Todavía puedo sentir las lágrimas de vergüenza corriendo por mis mejillas, cuando le dije que no me sienta capaz de completar una tarea de escritura y porque no tienen la capacidad de articular mis palabras correctamente. La Profesor Mayhew abrió una puerta para mí que era un cambio de vida, no sólo en mis objetivos educativos, pero para mi vida completa. Ella me dijo que mi experiencia de vida era más valiosa que tener un vocabulario amplio y eso es lo que me haría tener más entendimiento que los demás estudiantes. En ese momento mis raíces fueron sembradas sólidamente en el suelo. Desde entonces, he utilizado mi historia – todas las vergüenzas, desgarradoras, peligros de muerte, y momentos terribles – para empoderar a los demás y para abogar por los que no reconocen que si vale la pena luchar por ellos.
Una de las barreras que encontré como un estudiante con antecedentes penales fue: “¿Importaría si tuviera un diploma y tendría valor?” Como estudiante, todavía tenía responsabilidades y necesidades que tenía que cumplir, como ayudar a mantener a mi familia, mientras que ir a la escuela. Debido a que no hay manera de que un estudiante puede vivir de la ayuda financiera, empecé a trabajar en el campus en los servicios de alimentación y haciendo frappuccinos con 5 tiros de espresso en un café con leche grande para los estudiantes que tenían que mantenerse despiertos. Entonces se puso a disposición la oportunidad de un trabajo como asistente administrativo para nuestra 1ª Conferencia Anual de Justicia Social y Educación. Esto fue cuando vi las narrativas de la sociedad volvieron atormentarme. Tenía un mes en el trabajo, cuando el Departamento de Justicia (DOJ) regreso mis huellas dactilares con una señal de alerta, y mi trabajo fue puesto en espera durante seis semanas. Esto me dio tiempo a cuestionar el valor de la diploma yo estaba trabajando para lograr y si mi pasado siempre me iba a detener de otras oportunidades de trabajo. También me dio tiempo para enojarme. Estaba enojada lo suficiente como para cuestionar el sistema de educación y preguntar si realmente había un lugar para gente como yo en el sistema de educación. Pude volver a mi posición una vez que el Departamento de Justicia aprobó mi información antecedentes, pero esta experiencia me hizo muy consciente de las barreras que seguirán enfrentándose al menos que yo hiciera algo para cambiar la forma en que el mundo me mira a mi y otros como yo. La educación se convirtió en mi herramienta para hacer esto.
¿Qué ha hecho la educación para mí? Hoy tengo la oportunidad de caminar por el puente con las palabras “San Diego City College” con mi hija Maricella a medida que vamos a comer tacos de pescado entre clases. Mi hija mayor, Angélica, acaba de terminar su cuarto semestre de la universidad mientras ella lucha por sus propios objetivos educativos. Mi recién nacido que empuje en la carreola hace 16 años, empieza su tercer año en la prepa. Y mis dos niños más pequeños pudieron ver a su madre caminar por el escenario en mayo, como parte de la clase de graduación de 2016. Todos ellos son parte del jardín que planté el día que hice la promesa de continuar con mi educación. A medida que continúo a florecer, me aseguro de plantar mis semillas en otros. Ya sea a través de compartir mi historia, ser mentora de mujeres jóvenes, levantando el ánimo de otros estudiantes, o simplemente prestando oído para escuchar, mi jardín continúa creciendo debido a lo que mi educación me ha enseñado, ser una homegirl educada!
Maria Elena Morales
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