Soñaba con asistir a la Universidad de Berkeley, desde mi primera visita en el tercer grado. Recuerdo mirando arriba hacia grandes edificios y caminando a través de hermosas zonas boscosas. También recuerdo oír que “Cal és # 1.” Asumí, que significaba que era la primera escuela a la cual todos aplicaban primero, porque yo era demasiado joven para saber nada acerca de clasificación de las universidades. Ahora entiendo que “# 1” se refiere a la clasificación de Cal entre otras universidades de prestigio. Durante un año lleno de acontecimientos de alto nivel, me aceptaron, y mi sueño se convirtió en mi realidad. Me sentí como si hubiera llegado a la línea de meta y finalmente podía respirar.
Me di cuenta rápidamente de que esta línea de meta solamente significó el comienzo de otra etapa en una carrera de relevos. La escuela preparatoria fue mi primer segmento, y la universidad sería mi segundo con muchos más obstáculos para saltar por encima. Mi escuela preparatoria, Leadership Public Schools Richmond, es conocida por su alta tasa de aceptaciones de universidad. Siempre pensé que el asistir a LPS equivaldría al éxito universitario. Unas pocas semanas después de mi primer semestre en la universidad, comencé a darme cuenta de que llegar a la universidad fue la parte fácil. El lograr terminar la universidad, iba a ser un juego completamente diferente.
Después de unas semanas de pánico y cuestionando mi decisión de asistir a una institución de tanto prestigio, tuve la suerte de encontrar recursos en el campo que se adaptaron a mis necesidades como estudiante. Empecé a encontrar espacios donde la primera generación, estudiantes de color, reciben cualquier tipo de apoyo necesitado, desde el asesoramiento académico a la asistencia con alimentos. Estos espacios incluyen el Centro de Padres de Estudiantes, el Programa de Oportunidades de Educación y el Centro de Estudiantes Indocumentados. Incluso si no entré al espacio con una necesidad específica, era reconfortante ver caras conocidas, y tener un espacio para hablar de los rigores de la Cal.
Muchos Latinos, especialmente en Cal, son los primeros en sus familias en asistir a la universidad. Recuerdo que estaba frustrada cuando necesite ayuda para llenar la FAFSA o para decidir qué clases tomar. Todos mis compañeros parecían tener conocimiento de la universidad como un sexto sentido, y yo estaba perdida tratando de encontrar mi camino. Aplaudo la Iniciativa de la Casa Blanca para la Excelencia Educativa de los Hispanos por la adaptación de la conversación de la universidad a los latinos específicamente. Somos una cultura tan orientada a la familia con ciertas necesidades en la universidad, como los recursos bilingües para que nuestras familias puedan ser una parte de nuestra experiencia, así como la necesidad de recursos financieros. Merecemos el foco de iniciativas como esta, porque nuestras experiencias a menudo se pierden en las estadísticas de la universidad. Esta iniciativa equilibra con éxito, estos datos importantes con las ricas narrativas de los estudiantes Latinos en la universidad. El ¡Graduate! Financial Aid Guide to Success, es para los estudiantes Latinos y sus familias; que proporciona recursos específicos que van desde el apoyo a los estudiantes indocumentados, a obtener más consejos generales para los estudiantes Latinos en la selección de una universidad en Inglés y Español.
Actualmente estoy terminando mi último año de universidad y me graduaré en Mayo. Voy a seguir una carrera en la educación a través de la enseñanza. He tenido la suerte de tener mentores en el camino que han proporcionado la orientación que yo necesitaba para navegar el mundo de trabajo y mis estudios. Los mentores han sido una contribución importante de mi éxito. Ahora que estoy empezando a entrar en posiciones de poder, siento que es mi deber de devolver a mi comunidad y para proporcionar a mis alumnos la misma orientación y motivación que busqué cuando estaba entrando a la universidad. Se necesita un pueblo para lograr éxito en la universidad, y todos somos importantes pilares de este pueblo.
A pesar de que mis padres no son capaz de ofrecerme concreto, paso a paso consejos sobre graduarme de la universidad, ellos fueron capaces de proporcionar la comodidad y la motivación que necesitaba para ser emocionalmente lo suficientemente estable como para aceptar el reto sucesivamente. En las semanas más concurridas, visitando a mi familia y escuchando un“echale ganas mija” fue suficiente para re-energizar y darme fuerza para saltar a través de ese obstáculo. Mis padres a menudo vocalizaron su deseo de ayudarme e incluso trataron de ofrecer los consejos que pudieron. Sin embargo, tenían tantas preguntas como yo. No podemos menospreciar a nuestros padres y familias por no tener los conocimientos básicos sobre la preparación universitaria y profesional. Como primera generación de Latinos en la universidad, tenemos que reflexionar sobre el hecho de que no sólo seremos nosotros que cruza el escenario durante la graduación, serán nuestros padres, tíos, abuelas, y hermanos pequeños haciendo lo mismo. Una victoria para uno de nosotros es una victoria para todos nosotros, no podemos tomar esto a la ligera.
Daniela Felix
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