Muchas personas no regresan a trabajar en la comunidad en la que crecieron, pero al hacerlo proporciona una perspectiva especial. Soy ciudadana por nacimiento, que fue criada por una madre inmigrante, que trabajó hasta tres trabajos para criar a sus tres hijos. Mi madre era maestra en Guatemala, y fue una de mis mayores defensoras. Ella emigró a los Estados Unidos con dos hijos para seguir el deseo de su marido, que era, vivir el sueño Americano. Gracias a las altas expectativas de mi madre, asistí a Fresno State.
Asistir y graduarse del colegio podría oírse como una expectativa de los padres, pero siempre creí que era radical en mi caso.
Ahora soy el enlace de las vías universitarias y profesionales en Community Health Advocates School (CHAS), ubicada en el Sur Centro de Los Ángeles, la misma comunidad donde crecí. Trabajo en la escuela a través del Center for Powerful Public Schools.
El Sur Centro, era conocido por su falta de recursos y distinguido por sus residentes predominantemente Afroamericanos y Latinos. Asistí a Washington Preparatory High School, la cual, en el momento de mi graduación, era la escuela de peor, desempeño en el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD). Yo estaba consciente de su mala reputación y su falta de recursos en comparación con otras escuelas de Los Ángeles. Por lo consiguiente, me convertí en una organizadora de la comunidad durante mis años de preparatoria desarrollando campañas con el propósito de aumentar los recursos monetarios en mi escuela local y otras escuelas del Sur de Los Ángeles.
El Profesor De Español Que Lo Cambió Todo
Durante mi trabajo de organización en la comunidad, mientras ayudaba con la participación de otros estudiantes en las protestas, solicitaba y llenaba encuestas para las reuniones con miembros de la junta, conocí a mis mentores. Mi primer mentor, fue mi maestro de español, quién era, el único adulto que yo conocía, que hizo la posición política, social, y económica de nuestra comunidad, una parte de sus lecciones de enseñanza. Nunca encontré otras lecciones en la escuela interesantes porque los temas en clase me parecían aburridos y no eran relacionados. Pero después de entrar en su clase, todo cambió para mí.
A diferencia de mis hermanos mayores, previamente yo había estado desinteresada en la escuela, y no tenía ningunas aficiones personales o deportivas para mantenerme ocupada y comprometida. Cuando aprendí de mi maestro de español, que había grupos de organización en la comunidad, que trabajaban con las personas para dirigir campañas y cambiar el estado actual de la educación, inmediatamente me quise involucrar. Incluso, inscribí a mis amigos en esta pasión, y nos hicimos parte de la Community Coalition, ahora conocido como Coco.
De Activismo En La Comunidad al Colegio
Los adultos que trabajaron con nosotros para desarrollar campañas, incluyendo, una campaña para ganar dinero de la Proposición BB, un bono escolar de $2.4 mil millones de dólares para construir nuevas escuelas y reparar las antiguas, se convirtió en parte de mi red de apoyo.
Estos adultos que también se convirtieron en mis mentores, me animaron a ser un activista de la comunidad, así como continuar mi educación. Mis calificaciones eran inferiores al promedio y, sólo se me permitió continuar participando en eventos de mayor importancia, bajo la condición de que recibiera clases de tutoría.
Tomamos viajes de verano que se centraron en la historia activista de California, así como viajes a colegios principales. Sin darme cuenta, yo estaba siendo animada y motivada para prepararme para el colegio. Era una forma inteligente para animar a alguien que no estaba académicamente interesado, a participar, a través de un incentivo gratificante.
Nunca olvidaré uno de mis mentores, que se quedó más allá de sus horas de trabajo, para ayudarme a completar mis solicitudes para el colegio. En realidad, yo nunca me vi en un campo de colegio, o capaz de manejarme a mí misma, en ese ambiente. Incluso después de haber sido aceptada en colegios, tuve muchas dudas sobre inscribirme. Mi madre, mis mentores, y mis maestros, todos me animaron a asistir y lo hice con mucha indecisión. Ahora miro hacia atrás, y me doy cuenta de que era uno de los momentos más difíciles, pero satisfactorios de mi vida.
Sin mi experiencia en la Coalición Comunitaria, yo no estaría trabajando con los estudiantes hoy en CHAS. La población escolar es 85 por ciento Latinos y 14 por ciento Afroamericanos. Los recursos de la comunidad han permanecido casi igual. Dieciséis años después de haber terminado la escuela preparatoria, me encuentro en mi antiguo vecindario, animando a los estudiantes a aplicar al colegio y seguir una educación en trayectorias profesionales similares, relacionados con mi propia.
Ver a mis estudiantes y escuchar sus historias todos los días, se siente muy familiar, pero como mis mentores hicieron conmigo, yo trabajo con mis estudiantes para ayudarlos a través de las dificultades en la escuela preparatoria y a seguir sus sueños universitarios y de carrera. Tengo el honor de trabajar con ellos para abrir un nuevo mundo y empujarlos a dar saltos de fe. Mi trabajo me ha permitido seguir mi pasión de desarrollar mi comunidad y devolver el favor de desarrollar futuros profesionales, de manera muy similar, en el que otros tomaron interés en mí.
Originalmente en Education Post
Myrna Reyes
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