En 2008, tuve el honor de conocer a un hombre que sólamente había leído sobre él y había tenido la suerte de ver un documental en el que cambió mi visión de justicia en la educación, y ese fue el Sr. Sal Castro. Mientras que yo había estado en la educación durante casi 10 años, no fue hasta que empecé mi maestría que me di cuenta de lo poco que se sabe acerca de los educadores Chicanos y lo que habían hecho por el avance de la chicana/o y Latina/o estudiantes.
En 1968 la huelga del Este de los Ángeles marcó para mí, un momento crucial en el movimiento en la lucha por la equidad educativa donde los adultos jóvenes tomaron las calles para exigir una experiencia escolar de calidad que abriría oportunidades para un mejor futuro económico. Sal Castro, era un profesor de historia de preparatoria que se dio cuenta rápidamente de que las escuelas y, en particular, el plan de estudios no habían cambiado mucho y que la contribución de los Mexicanos y Mexicoamericanos todavía eran invisibles en los libros de texto que dieron lugar a estudiantes jóvenes Chicanos que tienen pocos o ningún Chicana/o modelo a seguir. Su preocupación por la falta de modelos a seguir Chicana/o lo inspiró para nutrir a sus jóvenes estudiantes.
Después de leer tanto sobre Sal Castro, y las muchas huelgas estudiantiles, mi objetivo era conocerlo a él, y a algunos de los estudiantes que se salieron. En 2008, fui capaz de lograr ese objetivo. Como parte de mi proyecto de investigación, opté por investigar el impacto de los paros de el Este de Los Ángeles 40 años después, como tal, salí a las calles en celebración. En Marzo de ese año, caminé las calles de Lincoln High School, hasta el parque donde fueron los líderes estudiantiles de 1968 y más jóvenes líderes Chicanos se reunieron para recordar los paros y quitar el velo a una estatua de Sal Castro. Fue un honor estar presente en este momento histórico. Sin embargo, lo que sucedió después de esta celebración, sería un gran regalo sin lugar a dudas. En Abril, yo estuviera presentando con Sal en la Chicana/o 2008 Movimiento Estudiantil Chicana/o de Aztlán (MEChA) Conferencia Estatal, alojada en la Universidad Estatal de Sonoma. Estar en su presencia como una presentadora no sólo fue una lección de humildad, pero también significaba que se me dio la antorcha, para continuar su trabajo. Nos recordó que la lucha por una educación de calidad y el aumento de las tasas de finalización de la escuela preparatoria para estudiantes chicana/o y Latina/o continúa. Ofreció sus más famosas palabras de la sabiduría, “No Sean mensos, Go to College… and Graduate!” (“No Sean mensos, Vayan al Colegio… y Graduensen!”). Lo más importante es que nos recordo que tenemos que seguir luchando la buena lucha. Sal ha dejado tanto un legado, Chicano Youth Leadership Conference, (Conferencia de Liderazgo de Chicanos Juveniles) e incluso hay Sal Castro Middle School, y una lista de tareas pendientes.
Tenemos que seguir escribiendo nuestras historias, nuestras luchas, y nuestros éxitos. Por su discurso de apertura en Sonoma State, Sal pidió una cosa – el vino. El vino de la familia Ceja, y en la solicitud de el vino, compartió que la familia Ceja, había comenzado como muchos de nuestros padres que trabajan partiendo de cero. Sal respetaba gente así. Para mi sorpresa, un amigo mío, fue capaz de hacer que ese pedido especial sucediera. Como tal, incluso, aun, Sal nos está dando lecciones.
Cuando hablé junto con el maestro Sal Castro, me acordé de mis primeras maestras – Mi madre, mi abuelita y mi tía Marcela. Para muchos de nosotros, nuestro primer maestro es nuestra madre, que nos enseñan a través de su amor y por medio de sus acciones. He aprendido sobre respeto y educación gracias a mi madre. Mi abuelita era una empresaria, vendía refrescos y otros alimentos desde la ventana de la cocina, una mujer sin educación formal haría intercambios monetarios con los clientes, y sería la primera mujer de negocios que me encontraría. Mi tia Marcela, la menor de los hermanos de mi madre, me enseñó a leer. Yo era una burra, de cabeza terca que odiaba la lectura, y la escuela por ese caso. Tomó mucho tiempo y mucha paciencia para que me enseñara cómo leer. Aprendiendo a leer fue mi introducción a la escuela y el comienzo de un largo viaje a no solo amar la educación, pero para convertirme en una productora de conocimiento. Es debido a estas mujeres, con limitada o ninguna educación formal que estoy donde estoy hoy. Es gracias a ellas, que yo estuviera parada junto a un hombre, Sal Castro, que me pasó la antorcha. Sigo trabajando y puedo decir que cada día es “un día hermoso ser Chicanx!”