En tres meses desde que empezó el año escolar, algunos retos comenzaron aparecer. Hace unas semanas mi kinderbaby (quien siempre será mi bebé) salió de la escuela con una cara larga y de mal humor. Mi hijo gritó, “ella me vuelve loco y que es un bully.” Me dije a mí misma, maldita suerte! Una compañera de clase está molestando a mi hijo. Yo quería que me diera todos los detalles en ese momento pero también quería que se calmara un poco. A medida que nos dirigimos a casa, le pregunté a quién se refería? Volvió a gritar, “Esa maestra del salón uno, ella esta viejita, es gritona y sopla su silbato para separarme a mí y a mis amigos cada vez que está a cargo en la cafetería y en el patio.” Le pregunté si sus amigos y él estaban fuera de control en el patio de recreo o jugando muy rudo? El me dijo que no. Él hizo una afirmación, de que esta maestra de otro salon encuentra su camino hacia él y sus sus compañeros durante el recreo y el almuerzo, y separa a su grupo de amigos sin razón aparente. También expresó que siempre tenía una cara de mala persona!
Le pregunté a mi hijo si él había hablado con alguien acerca de lo que esta maestra estaba haciendo, y él dijo que no, porque no estaba seguro de cómo hacerlo. Le explica que era importante aprender a preguntar por qué cosas ocurren, le sugerí que hablara con su maestra sobre este problema y que me avisara cómo le fue. Dijo que lo haría, pero él quería que yo tambien le ayudara.
Le aseguré, le ayudaría a averiguar qué estaba pasando esto y a resolver este problema.
Este incidente me recordó mis experiencias en la escuela elementar y las señoras que trabajaban en la cafetería. Recuerdo sus caras largas, los silbidos constante soplando, y sus maneras rudas. No recuerdo decirle esto a nadie, y pensando que esto era normal. Obviamente, ahora como un adulta y madre, sé que esto no está bien, y no debería estar sucediendo y mucho menos viniendo de una maestra.
A la mañana siguiente mientras caminábamos hacia la puerta de la escuela, mi hijo me preguntó si iba a ir reportar la “maestra bully” a la oficina para que sus amigos y él podría jugar en el almuerzo. Le dije que preguntaría acerca de la situación en ese mismo momento. También le recuerde en hablar con su maestra sobre el problema, para trabajar como un equipo.
Fui a la oficina y pregunte acerca de los procedimientos de queja, y exprese la dificultad de que mi hijo estaba teniendo. El personal de la oficina me dio instrucciones para hacer una cita con su maestra, y también, se sugirió que hablara con el director también. El director estaba disponible para hablar conmigo en ese momento.
Yo estaba contenta que el director se puso a disposición, hablamos unos minutos y se tomó nota de la queja de mi hijo. También le dije, yo no quería que mi hijo tenga la percepción que las maestras son “bullies”.
Entiendo que ser firme y tener reglas es necesario, pero siendo malo, sin razón aparente, no es aceptable.
El director me escuchó y dijo que sabía a cuál maestra era, basándose en la descripción que le di. Afirmó que la maestra tenía una actitud directa. El director se disculpó por ella y me aseguró que iba a tener una conversación y tratar el tema con ella. Le pregunté, si sabía que esta maestra particular tenía un comportamiento borde áspero, ¿por qué no tratar el tema antes que los estudiantes se quejen? El director dijo que había hablado con ella en el pasado, pero la recopilación de datos sobre este incidente en particular le ayudará a abordar la situación y es de esperar poner fin a la misma.
El director también me pidió que yo hablara con la maestra de mi hijo para que ella pudiera estar al tanto de las cosas y más importante, para que mi hijo se siente cómodo informando de las incidencias durante el día, en lugar de ir a casa molesto. Me gustó esta parte de su respuesta.
Hice una cita para hablar con la maestra de mi hijo, y también estuvo bien esa conversación. En primer lugar estaba preocupada porque nadie la había hecho consciente de que sus estudiantes se portan mal en el patio. Dijo que esto era una indicación de dos cosas, la falta de comunicación o no había mal comportamiento y no había ninguna razón para que los chicos sean separados. Ella me aseguró que iba a trabajar en estrecha colaboración con el director para averiguar por qué estaba ocurriendo y se aseguraría de que esto parará inmediatamente. Le dije que si el problema continúa, yo regresaría y pidiera hablar con la maestra directamente, y la maestra de mi hijo estaba de acuerdo.
El escuchar cómo cada día en la escuela va con sus hijos le dará una visión sobre los retos que uno puede ayudar a resolver inmediatamente. Nuestros niños necesitan sentirse apoyados!