“No me habia dado cuenta de lo que puedo hacer y qué puedo hacer una diferencia con mis acciones. ¡Gracias por mostrarme que puedo hacer algo como esto! “Estas son las palabras que me han inspirado en estos últimos días. Armando, uno de los líderes en el programa de preparación para la universidad que solía manejar, me envió este texto un día después de que su primer blog fue publicado en el sitio web de Generación 1ra Grado-Pico Rivera. En el blog, compartió su visión para crear un “movimiento solar” en Pico Rivera y la importancia de exponer a los estudiantes en la escuela secundaria a STEM.
Conocí a Armando como un joven en la escuela secundaria de El Rancho cuando él participó en la primera expedición de universidades en el norte de California. Decidimos crear un proceso de solicitud para participar en esta expedición para que los estudiantes más interesados tuvieran la oportunidad a asistir. Al leer la solicitud de Armando, me impresionó. No era un estudiante con calificaciones perfectas pero tampoco era un estudiante regular. Estaba claro al leer su declaración personal que él merecía esta oportunidad. Su ensayo transmitía su confianza y determinación.
Durante el viaje, Armando terminó siendo parte de mi grupo. Mientras caminábamos por la universidad de Stanford, no pude evitar notar sus expresiones faciales. Recuerdo haberle preguntado cómo se sentía al pisar el campus que él decía ser su escuela de ensueño y él habló sobre su emoción. Lo oía hablar de sus aspiraciones que me hacían sentir curiosidad por sus futuros planes de carrera. Él compartió que le interesaba la matemáticas e ingeniería pero no había tenido la oportunidad de inscribirse en ninguno de los cursos de ingeniería ofrecidos en la escuela debido a su horario apretado. Independientemente de su falta de experiencia y la falta de exposición a la ingeniería, pude darme cuenta que era apasionado. Antes de hacer cualquier promesa, recuerdo haberle preguntado: “La ingeniería es muy competitiva, pero si tienes la determinación, el tiempo y el compromiso, puedo ayudar. ¿Estás dispuesto a hacer lo que sea necesario?” Ni siquiera parpadeó. Su respuesta inmediata fue” Lo que sea”. Fue durante ese viaje que me comprometí a ser su asesora, su mentora y lo más importante, su mayor apoyo. Sabía que tenía los ganas, pero quería asegurarme de que estaba dispuesto a poner en el trabajo también.
Al regresar a la escuela, organicé nuestra primera reunión de consejería y estuve de acuerdo en investigar programas de verano que permitieran a Armando obtener una experiencia práctica necesaria en el campo. Después de muchas investigaciones y con el apoyo de mi colega, encontramos un programa de STEM en el Centro Comercial de Los Ángeles (LATTC). Aunque el programa interferiría con el programa de verano de mi organización, acordamos que él entregará su solicitud, y hicimos los arreglos necesarios para mantenerlo al tanto con el proceso de las solicitudes universitarias. Una vez que Armando fue aceptado, nos dimos cuenta de que se enfrentaría a otro desafío: el transporte. Sin vacilar, volvió a enfrentarse al desafío con los brazos abiertos y decidió emprender un viaje en transporte público. Armando pasó cinco semanas durante el verano asistiendo a cursos enfocados en STEM que le proporcionaron oportunidades prácticas para trabajar con energía solar todo mientras recibía crédito universitario. Cada día tomo un viaje de una hora a LATTC y otra hora de regreso a El Rancho para asistir a la última mitad de los talleres semanales de tres horas de nuestro programa.
Al final del verano, nos sentamos para discutir sus ensayos personales para la universidad, y fue entonces que surgió una nueva idea. Gracias a la experiencia de Armando con el aprendizaje sobre la energía solar y como voluntario para una organización sin fines de lucro que instala paneles solares, llegamos a la conclusión de que su ciudad natal, Pico Rivera, no estaba al día con el movimiento solar. Es ahí que compartió su deseo de crear una campaña de concientización de algún tipo y su deseo de haber tenido exposición al diseño de ingeniería a una edad temprana, ya que habría sido más decidido en participar y buscar oportunidades para seguir desarrollándose.
Decidimos proponer un club extraescolar en una de las escuelas intermedias locales para enseñar a los estudiantes sobre la energía solar y exponerlos a experimentos prácticos centrados en la energía solar. Trabajamos en una propuesta y un presupuesto y lo compartimos con el distrito y un potencial financiador. Un mes más tarde, el proyecto de Armando fue aprobado. Me preocupaba que tal vez esto sería demasiado en su plato. Después de todo, él estaba en su último año de la preparatoria, estaba involucrado con ASB y servía como el capitán del equipo de fútbol de la escuela, todo mientras aplicaba a la universidad. Sin embargo, la tenacidad de Armando me convenció de que él podía manejar todo.
Tres meses después, me doy la dicha de ser testiga de lo que alguna vez solo era una idea potencial convertirse en una realidad. El club de Armando ha resultado en elogios y superó muchas expectativas. Él compartió su propia incredulidad en cuanto al éxito que el proyecto está resultando ser. La verdad es que me siento orgullosa de Armando, no tanto por su compromiso de crear conciencia sobre el daño que causa la contaminación y la importancia de la energía solar, sino porque se convirtió en la persona que a le habría gustado tener cuando era más joven. El ve que nuestras comunidades merecen lo mejor y en lugar de esperar a que alguien más haga algo, él escogió ser el que empezara el movimiento. Comparto la historia de Armando porque en medio de toda la negatividad, es importante apreciar momentos como estos. Cada día, nuestros estudiantes son desalentados o inspirados por nosotros. Estamos en control del tipo de impacto que tenemos sobre ellos. Así que piensen en el poder de tus palabras. Recuerden que un simple “creo en ti” puede ir muy lejos. Por encima de todo, empujen a los estudiantes a creer en sí mismos. A veces eso es lo que se necesita para que puedan liberar su propio potencial.