Desde niño, sólo imagina el día cuando mis cartas de aceptación hiban a llegar a nuestro buzón de correo, siento que fue como un abrir y cerrar de ojos, empecé a enviar la presentación de solicitudes para la universidad. De repente, el día que pensé que nunca llegaría se hizo realidad. Me desperté, y tenía mensajes nuevos en mi correo electrónico, pero uno en particular me llamó la atención. El tema de asunto decía “felicitaciones.” Cuatro años de arduo trabajo todos habían valido la pena porque iba ir a la universidad.
Así que llegué a la universidad y la noticia se produce con una extraña mezcla de alivio y una abrumadora sensación inminente de adultez. Una parte de mí se sentía emocionada por estar yo sola, pero estoy sinceramente aterrada de las responsabilidades que conllevan a ser un estudiante universitario, y esto incluye los datos financieros. Una broma recurrente entre los estudiantes universitarios es la gran deuda en la que los estudiantes están viviendo. Y siempre he dicho que yo no quiero ser uno de esos estudiantes. No quiero ser un esclavo de mi deuda.
Recientemente, mi amiga compartió su paquete de ayuda financiera con nosotros.Ella sólo va a pagar $ 3,000 de su bolsillo en una universidad privada fuera de estado. Para mí, esto era una locura. Yo sabía de los beneficios que vienen con asistir a una universidad privada, pero siempre había planeado asistir a Cal State o la Universidad de California, que mis escuelas siempre han alentado. Todo el primer semestre de mi último año me dedique a la preparación de nuestras aplicaciones de CU. Sólo una vez preguntaron si estaría solicitando a las escuelas privadas y no se planteó nunca de nuevo.
Una vez que aplique, me di cuenta que estaba mal informado de que ni siquiera complete la parte más importante para ayuda financiera, que era presentar la declaración de impuestos de mis padres. Fue sólo unos días antes de la fecha límite que me di cuenta que tenía que hacer esto aun sin saber la fecha límite, extrañamente esta situación era muy común entre mis amigos. En mi grupo de amigos, los tres de nosotros que aplicamos a escuelas privadas no enviamos declaraciones de impuestos. Al crecer en hogares latinos, nos animaron a ir a la universidad pero nuestros padres no fueron a la universidad. Nos encontramos en un camino sin nadie que nos dirigiera y nos indicara por donde ir, no teníamos en casa quien nos guiará. De esta manera, estuvimos en desventaja porque nuestros recursos son limitados en nuestra escuela.
De mi propio paquete de ayuda financiera supe que voy a tener que llevar a cabo varios préstamos para asegurar que puedo seguir mi camino a través de la universidad. Siempre me dijeron que no tenía que preocuparme por el dinero, mientras que estuviera en la universidad, pero aquí estoy. Porque vengo de una familia de bajos ingresos, y yo prefiero no ser una carga para mi familia con más gastos. Parece ahora que mis únicas opciones son ahora sacar los préstamos o renunciar a la universidad. Esta última no es una opción que estoy dispuesta a tomar, así que llenará el papel del estudiante universitario estereotipada. Si yo hubiera sido aceptada en una institución privada, sé que el costo de la asistencia habría sido la menor de mis preocupaciones.
No culpo a mi escuela por no haber cumplido con mi fecha limite. Sin embargo creo que dar a los estudiantes todas sus opciones cuando se trata de su propio futuro no es sólo necesario sino un derecho de los estudiantes a conocer. Lo que se debe dar a conocer a los estudiantes de preparatoria que viven en comunidades de bajos ingresos es que las universidades públicas no son las únicas opciones y su estatus de bajos ingresos le puede dar una ventaja si decide universidades privadas son el camino correcto para usted.