A Mi Maestro de Preparatoria del Grado 12,
Al comienzo de la temporada de solicitud a la universidad durante mi último año en la preparatoria, le dejé saber que necesitaba tiempo extra para trabajar en mis solicitudes universitarias. Yo estaba preocupada porque estaba aplicando a las instituciones de nivel superior, y no creía que era lo suficientemente buena, para entrar. Recuerdo reuniendo cada onza de valor para decir estas palabras en voz alta, “UCLA es mi escuela de sueño, por lo que estoy haciendo todo lo que puedo, para ser, lo más competitiva que sea posible. “Sabía que era una escuela increíblemente difícil para entrar; Yo estaba aterrada. Usted dejó salir un suspiro; Miré como, un ceño fruncido, y mirada desconcertada, rápidamente creció en su cara. Usted comentó: “No sé por qué los consejeros empujan a los estudiantes a estas escuelas, para la cual, no están listos.” Mi corazón se cayó mientras usted continuaba, “a los estudiantes sólo se les rompe el corazón cuando no, entran a esas escuelas y los estudiantes que si entran, abandonan los estudios y vuelven.
Como una de las pocas en mi familia, que ha llegado a su último año de preparatoria, y la primera en mi familia para aplicar a la universidad, estaba devastada. Pensé, tal vez la universidad no es para mí. Pero trabajé tan duro. Usted dejó salir un último suspiro: “Comienza en una universidad comunitaria, los chicos de esta comunidad simplemente no, están listos para eso, los consejeros solo te están preparando para la decepción”.
Salí de la habitación después de eso. Me alejé sin ningún lugar en particular en mente, pero sabía que necesitaba irme. Subconscientemente aterricé en el salón de clases del Sr. Palomo, mi ex maestro de AP historia de los Estados Unidos. Con lágrimas corriendo por mi cara y un ego increíblemente magullado, le conté lo que pasó. Vi cómo su rostro se enrojeció: “Mija, no dejes que ella sea la razón para retenerte, Si, UCLA es inmensamente difícil para entrar, pero eres una estudiante increíble, que ya ha hecho mucho. Siento decir que esta no será la última vez que enfrentarás algo como esto, pero no dejes que gente así, sea la razón para retenerte”.
Sra. Maestra de Preparatoria, como maestra blanca que trabajaba en una comunidad de bajos ingresos y predominantemente Latina, usted debería ser la última persona que aconseja a los estudiantes para desanimarnos. Sí, vivíamos en una comunidad de bajos ingresos con una escuela que no siempre tenía los recursos que necesitábamos, pero eso no significa que no merecemos el mismo nivel de apoyo que reciben los estudiantes en Beverly Hills. Necesitábamos que nos apoyara, necesitaba que me animara a aplicar a una institución, a la que honestamente no creía que tenía la oportunidad de entrar. Tuve la suerte de encontrar otro maestro que me proporcionara ese apoyo, pero ¿qué tal los estudiantes que no lo tuvieron? Recuerdo haberla oído a usted aconsejando a mis compañeros contra tomar clases de AP, usted dijo que era una pérdida de su tiempo, pero no lo era. No tuve el valor de hacerle frente en ese entonces, pero si lo tengo ahora.
Quiero darle las gracias por creer en mí, Sra Maestra de Preparatoria. Sin su falta de aliento, nunca habría descubierto la tenacidad que necesito para sobrevivir la educación superior. Quiero que sepa que fui aceptada a UCLA durante mi último año de preparatoria. De hecho, me acabo de convertir, en la primera de mi familia extendida en graduarse de la universidad. !Primera pero no La última!
Usted me animo a luchar contra las desigualdades en la educación. Usted me inspiró a volver a LAUSD donde trabajo con mis propios estudiantes. Estudiantes de bajos ingresos, no necesitan educadores que los desanimen de perseguir sus sueños, los medios de comunicación ya hace un gran trabajo con eso. Necesitamos personas que estén dispuestas a creer en nosotros y se den cuenta que no estamos quebrados. Como estudiantes de comunidades de bajos ingresos, somos poderosos, inteligentes y dignos de educadores que apoyan todos nuestros esfuerzos.
Por último, Sr. Palomo nunca podré agradecerle lo suficiente por empujarme cuando lo necesité más. Como un estudiante de primer generación, contemplé abandonar a UCLA en una infinidad de veces, pero sus palabras de sabiduría continuaron a empujarme incluso, después de graduarme de la escuela preparatoria. Usted es el ejemplo de la clase de educador que me esfuerzo por ser.
Atentamente,
Una Exalumna de UCLA de Primera Generación,
Desiree Martinez
Desiree Martinez
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