En las poderosas palabras de Nelson Mandela, “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.”
Lo que me parece irónico, sin embargo, es que mientras la mayoría de los educadores pueden compartir su firme creencia en las palabras de Mandela, a nivel sistémico, no hemos tomado medidas para asegurar que todos los estudiantes tengan acceso a esa arma más poderosa: una educación de calidad. La realidad es, para que nuestros estudiantes tengan éxito, una de las habilidades fundamentales que necesitan adquirir a una edad temprana, es la capacidad de leer. Cuando se habla de las grietas en nuestro sistema educativo, a menudo hablamos de la brecha de rendimiento y las tasas de abandono, y aunque ambos pueden estar vinculados en el rendimiento de los estudiantes y, a menudo leyendo bajo su nivel de grado, poco se ha hecho para abordar los problemas reales.
De acuerdo con un informe publicado por The Annie E. Casey Foundation, los estudiantes que no leen eficientemente en el tercer grado, son cuatro veces más probable, de no graduarse de la escuela preparatoria en comparación con los estudiantes que demuestren una competencia. ¿Añadir más sal a la herida? El número se eleva cuando esos niños también, vienen de la pobreza. Sin embargo, incluso con las investigaciones diciéndonos que gran parte del éxito de nuestros estudiantes provienen, de una base sólida temprana, ¿por qué no, nos centramos más en proporcionar los recursos a los estudiantes más temprano?
Yo era una maestra de escuela secundaria durante los dos primeros años de mi carrera educativa. Cada año, una de las métricas principales utilizadas para medir el crecimiento fue el nivel de lectura del estudiante. Aunque me gustaría poder decir, que pude ayudar a mis estudiantes a alcanzar el dominio del nivel de grado, el mero hecho de que me felicitaran por mover a un estudiante de sexto grado, de un nivel de lectura de segundo grado, a un nivel de lectura de cuarto grado, es y debe ser un problema. Yo no sabía nada mejor así que, realmente pensé que estaba haciendo algo por esos estudiantes. Todas mis colegas compartían el mismo objetivo: conseguir que nuestros estudiantes estuvieran más cerca a su nivel de grado. Pero si miramos de cerca los números, la mayoría, si no todos, de nuestros estudiantes llegaron leyendo a un nivel promedio de cuarto grado. Éstos eran estudiantes del 6to-8vo grado, luchando para ponerse al día, después de años de estar detrás.
Ahora, incluso, después de saber todo esto, parece haber un hilo común en muchas escuelas primarias que sirven a comunidades de bajos ingresos. Estas escuelas a menudo, carecen de recursos y luchan para satisfacer las necesidades de todos los estudiantes. Desafortunadamente, estas escuelas también tienen que lidiar con el escrutinio que viene con las evaluaciones estatales de fin de año que evalúan lo bien, que una escuela está realmente “realizando”. En el nivel de primaria, esas evaluaciones solo son supervisadas a estudiantes de 3er a 5to grado , ¿Entonces, qué es lo que suele desencadenar? Un gran énfasis, en mover a los “maestros de alto desempeño” a los grados superiores, con la esperanza de que ayuden mágicamente a aumentar los resultados de las pruebas de los estudiantes. Como si todo este concepto no fuera ya otro problema en sí, hay un tema aún más importante: de alguna manera, los líderes escolares parecen olvidar que es en los grados K-2 que los estudiantes aprenden algunas de las habilidades más fundamentales. Uno de ellos es, leyendo. Entonces, ¿por qué es, que casi cada vez que hay una necesidad de mover a un maestro que no está “realizando” a la par, el maestro se traslada, a los grados más bajos?
Y no, de ninguna manera estoy diciendo que todos los maestros de los grados más bajos son de alguna manera menos eficaces. Sé de primera mano en mi propia escuela, que algunos de nuestros maestros de grados más bajos son probablemente algunos de los mejores maestros que he conocido. ¿Pero reciben apoyo adicional, acceso a recursos, oportunidades adicionales de desarrollo profesional, considerando que están enseñando a los estudiantes en uno de los momentos más críticos de su trayectoria educativa? Por supuesto que no.
Si “educación es la arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, entonces ¿por qué no les estamos dando a nuestros maestros en los grados más bajos los recursos necesarios para proporcionarles a los estudiantes la oportunidad de ser transformacional y cambiar el mundo?
Es hora de dejar de criticar al sistema, y en su lugar, tomar medidas para cambiarlo, incluso si, con pequeñas acciones a la vez. Recomiendo que comencemos con prestar una mayor atención a lo que estamos haciendo para asegurar que nuestros maestros de K-2 grado tengan éxito. Si la inversión temprana es clave, entonces debemos practicar lo que predicamos.