Durante el fin de semana, leí docenas de súplicas, al presidente Trump y a los poderes que hay en todo el país, para defender a DACA, el programa de Acción Diferida por Llegados de Niñez, que fue iniciado por el Presidente Obama, en 2012 para proveer alivio de deportación a jóvenes que satisficieron un conjunto de criterios. Unas 800,000 personas han obtenido permisos de trabajo con el programa,y han pasado a ser adultos jóvenes productivos.
Esta mañana el Fiscal General Jeff Sessions, anunció que la administración Trump, dejará de considerar nuevas aplicaciones para DACA con fecha después del Martes, en un esfuerzo para finalizar el programa. Sin embargo, los receptores de DACA con un permiso que expira antes del 5 de Marzo de 2018, todavía pueden solicitar la renovación, y esas renovaciones deben presentarse antes del 5 de Octubre de 2017.
Cuanto más pensaba en los altos y bajos del debate sobre la inmigración durante la última década, pensé entre mí, “tenemos que exigir más.” DACA no salvará a padres como Rómulo Avelica-González, quien fue tomado por ICE al dejar a su niños en la escuela. No va a traer de vuelta a jóvenes talentosos y educados, que fueron deportados a México, durante la administración Obama, como Nancy Landa o “Feliz Cosmopolita”. Les animo a leer sus blogs, para que tengan una idea de lo que es volver a un país que dejó de niño después de haber vivido durante años en los EE.UU. DACA no va a ayudar a la persona indocumentada que no ha terminado la escuela preparatoria, o que no ha ganado un GED. Y el DREAM Act, como se ha propuesto, no va a avanzar en ayudar a aquellos que han sido dejados de lado y dejado atrás, porque simplemente se perdió el límite de edad, o que tienen una ofensa menor en su registro, aunque proporcionara un camino a la ciudadanía, para ese segmento consumado, de los jóvenes.
Nosotros, como comunidad, necesitamos abogar por un sistema donde los indocumentados tendrían la oportunidad de regularizar su estado periódicamente. La última legalización masiva que se llevó a cabo en Estados Unidos ocurrió durante la administración conservadora de Reagan. No hay soluciones de “una vez por todas” con la migración humana. La realidad es que vamos a ver más migración, especialmente con el cambio climático.
También tenemos que pensar en maneras que podamos reunir a las familias que ya, han sido desgarradas por el sistema de inmigración existente. Apenas el mes pasado, Maria Mendoza-Sánchez, una enfermera oncóloga, fue deportada a México con su marido, dejando atrás a sus tres hijas, mientras se llevaba a su hijo de 12 años, nacido en Estado Unidos. Removiendo a los niños nacidos Estadounidenses de la escuela debido a las órdenes de expulsión de los padres es perjudicial para la educación de estos estudiantes. Según las estimaciones de los datos del censo de Estados Unidos a partir de 2009-2013, 4.1 millones de niños ciudadanos menores de 18 años viven con al menos, un padre indocumentado. ¿Vamos a seguir dejando que los niños ciudadanos Estadounidenses vivan con la angustia de que su padre podría ser tomado por el ICE?
Es mi esperanza como aliados y educadores, que empecemos a exigir más de nuestros funcionarios, mirando más allá de DACA y buscando soluciones que ayuden a toda la familia. Los receptores de DACA no existen por sí solos, pertenecen a familias con historias complejas de inmigración y mezclas de estatus, y debemos estar atentos a los inmigrantes cuyas historias no encajan en la narrativa más conveniente.
Adriana Maestas
She has worked in the non-profit sector, in the K-12 system, and in higher education in various capacities. When she's not writing stories or working on media projects, Adriana trains instructors to teach online at the University of California, Irvine.
She holds a bachelor’s degree in political science from the University of California, Irvine and a master’s degree in public policy from Claremont Graduate University.