El Martes, el Gobernador de California, Jerry Brown, y los líderes legislativos anunciaron un plan para destinar $30 millones, para ayudar a las personas afectadas por la decisión de la administración Trump, de rescindir el programa de Acción Diferida por Llegadas de Niñez (DACA).
DACA les permite a los jóvenes indocumentados que cumplen con un conjunto de criterios, de calificar para permisos de trabajo y, de recibir protección temporal contra la deportación.
Hoy en día el plan se abordará en un comité legislativo. El objetivo es dar $20 millones en financiamiento adicional para los servicios legales de inmigración, bajo el programa One California, y después $10 millones en ayuda financiera para los receptores de DACA, serán divididos entre los tres sistemas públicos de educación superior (colegios comunitarios, CSU y UC).
El presidente del Senado Pro Tem Kevin De León (D-Los Ángeles) dijo: “No permitiremos que un hombre con tendencias xenófobas, socave los años de progreso que hemos hecho en California, para integrar a estos jóvenes adultos en nuestra sociedad y economía. California es su hogar y ellos son nuestro futuro”.
El Presidente de la Asamblea Rendon (D-Lakewood) agregó en un comunicado: “La nueva financiación para los servicios de DACA que estamos agregando al presupuesto, proporcionará respuestas y ayudará a los jóvenes Californianos, a permanecer en el único país que han conocido. Puede ser que Donald Trump ame el caos. Estos chicos no se lo merecen”.
Este es el tipo de solución que hemos llegado a esperar en California, para resistir la destructiva agenda de Donald Trump sobre la inmigración. Queremos que los líderes estatales proporcionen soluciones que funcionen para nuestros jóvenes, a pesar de lo que está pasando en Washington.
A nivel nacional, hay casi 800,000 receptores de DACA, con una mayoría de ellos, viviendo en Texas y en California. California está en la posición de perder más económicamente de rescindir DACA con una pérdida anticipada de $11.6 mil millones en producto interno bruto. Más allá de las pérdidas económicas, los receptores de DACA son miembros de nuestras comunidades y familias, y debemos proporcionar formas de mantenerlos incorporados en nuestra sociedad, en lugar de dañarlos.
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