Mi padre siempre ha querido ser un oficial de policía, y él siempre quiso que yo fuera un oficial de policía también. Desde muy joven internalicé su deseo y, decidí que iba a ir a la universidad a, obtener un título en criminología, y convertirme en un agente del FBI. Empecé el entrenamiento físico, y entre en el mundo complejo de conducta criminal y psicología. Mire documentales sobre asesinos en serie, y sus perfiles criminales. Me enamoré de la idea de dedicar mi vida a la carrera que mi padre, quería para mí.
Durante mi último año de preparatoria, aplique y fui admitido a CSU, East Bay y declaré mi especialidad en una licenciatura en Administración de Justicia Penal. Casi inmediatamente, empecé a fallar mis cursos de prerrequisito. Fallé estadísticas tres veces, psicología dos veces y la sociología una vez. Todas eran requeridas para que empezara mis cursos básicos, en mi especialidad elegida. Entonces, mi novia y yo, nos enteramos que estábamos esperando una hija. En ese tiempo, mi novia estaba en su tercer año de preparatoria, y yo estaba en mi segundo año en la universidad, con un trabajo de salario mínimo como camarero.
Después de un año y medio en la universidad, con un promedio de calificaciones de 2.4 y una hija en el camino, decidí abandonar la universidad por completo y empezar a trabajar tiempo completo, como camarero. Durante este tiempo, aprendí más, sobre mí mismo y quien quería llegar a ser.
Mis constantes fracasos académicos y el choque de convertirme en padre, me resultó en depresión. Intenté muchas cosas para lidiar con mi depresión, pero nada me ayudó tanto, como la lectura. Empecé a leer un promedio de 4 a 5 libros cada mes (que es aproximadamente 4 a 5 veces más alto, que el promedio nacional). Nunca había hecho eso antes, así que nunca me di cuenta de cuánto amaba, la palabra escrita. Entendí todas las metáforas, alegorías, alusiones e ilusiones, estructura, género – me llegó fácilmente y me encantó todo. Encontré algo que realmente, me apasionaba.
¿Qué aprendí durante mis tres años como desertor de la universidad? Aprendí que soy uno, de los muchos jóvenes que tienen depresión y todavía, estoy aprendiendo a vivir con ella. También aprendí que me encanta leer – ficción, no ficción, ensayos, poesía, cuentos – todo es cautivador y relajante. Por último, aprendí que no puedo basar mi vida en torno a los deseos que mi padre (o cualquier otra persona) podría tener para mí. Independientemente de la pureza detrás de la intención, no puedo tener éxito, a menos, que esté sinceramente apasionado de las metas que me proponga. Fallé mis cursos prerrequisito porque no estaba apasionado sobre la justicia penal. Al seguir mi pasión, me enamoré de la literatura, volví a inscribirme en CSU, y ahora soy un graduado de la universidad, con un título, en Literatura de Inglés.
Robel Espino
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