Como estudiante universitaria, recientemente he llegado a ser más consciente de mi propia salud mental. Una observación que he hecho, y aprendido, es que hay mucha gente en mi comunidad que está tratando con trauma y enfermedades mentales.
Es absolutamente crucial reconocer las conexiones entre la salud física y mental y viceversa. Por ejemplo, la depresión y la ansiedad pueden afectar nuestra capacidad de actuar positivamente, tales como no tener suficiente energía para hacer ejercicio, o comer bien y no ser capaz de reducir el consumo de alcohol. Del mismo modo, los problemas de salud física, pueden afectar nuestra salud mental. Una persona con enfermedades crónicas, podría experimentar depresión como consecuencia y puede ser menos propensa a buscar tratamiento. Esta brecha entre la salud física y mental necesita ser unida. El suicidio es la tercera causa de muerte entre las personas entre las edades 10 y 14 años y la segunda causa principal entre los jóvenes entre las edades 15 y 24 años. Según la Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales, el 21% de los jóvenes entre las edades de 13 a 18 años luchan con trastornos mentales severos. Además, el 70% de los jóvenes, dentro de nuestro sistema de justicia juvenil, tienen un mínimo de un trastorno de salud mental. En el Condado de San Bernardino, 65,500 residentes de bajos ingresos, tuvieron problemas de salud mental en el año 2014.
Después de mirar en los recursos de salud mental que el Distrito Escolar Unificado de San Bernardino (SBCUSD) tiene, he aprendido que cada escuela tiene un Psicólogo que forma parte de Intervenciones Positivas de Comportamiento y Apoyo de la Justicia Restaurativa conocida como Positive Behavioral Interventions and Supports Restorative Justice (PBIS-RJ) que se ha implementado recientemente. Congregaciones de Inland Unidas por el Cambio y otras organizaciones sin fines de lucro, han abogado por expandir los recursos en el distrito durante la última década.
Mientras estuve expuesta a ésta nueva información, empecé a reflexionar sobre por qué no había aprendido sobre esto antes, a lo largo de mis experiencias educativas. En mi anterior escuela preparatoria, Arroyo Valley, habían pocos o ningún recurso para hacer frente a las enfermedades mentales. Fue un tema que no fue realmente discutido, a menos que uno era problemático o se pensaba que estaba loco. En retrospectiva, hubo muchos momentos en mi vida donde estaba lidiando con conflictos en mi vida doméstica y en la escuela, pero nunca supe cómo abordar el asunto y mantuve todo dentro. Debería ser esencial contar con recursos para aprender a lidiar con nuestras luchas en San Bernardino, una comunidad con jóvenes y familias que están constantemente lidiando con el trauma y los efectos de la pobreza.
La principal recomendación que estoy haciendo a nuestras escuelas, es enseñar a nuestros jóvenes sobre la salud mental. Las estadísticas nos muestran que están luchando con enfermedades mentales. Lo mejor es introducirlo de una manera que no parece que sea poco común y sólo para personas “locas”. Además, debe haber un centro para que los jóvenes accedan durante asuntos urgentes tales como: ataques de pánico, estrés alto, etc., junto, con un tiempo para establecer citas semanales con un terapeuta, si lo desean. Además, debe haber talleres sobre cómo lidiar y manejar situaciones difíciles en nuestras vidas. Por último, consideraría tener profesionales que entiendan, las intersecciones de nuestras vidas, como personas de color, indocumentadas, homosexuales y otras identidades.
Datos de NAMI
SBCUSD PBIS
Línea Directiva de Prevención del Suicidio
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