San Diego, es más que mi ciudad natal. San Diego está en mi sangre. Mis raíces están en su suelo. San Diego es mi pasado, mi presente y mi futuro. Es el lugar donde nací, donde he vivido, donde di a luz a mis hijas y donde me casé con mi esposo. San Diego es, donde mis antepasados y parientes vivieron, amaron y están enterrados. San Diego es donde nació mi nieta, y donde la sostuve por primera vez.
Nací el 15 de Abril, de 1974, en un día en que mi padre pintaba murales en Chicano Park. Chicano Park, es el hogar de la colección más grande de murales al aire libre de nuestra nación que representan la cultura de nuestra Raza y se erige como un símbolo del movimiento de derechos civiles Chicanos. Él y mi madre, estaban muy involucrados en el movimiento Chicano y, vivían en una pequeña casa frente al parque. Al escuchar el anuncio de mi nacimiento, el artista Benavides, celebró las noticias pintando mi nombre, en la esquina de su mural. El honor de haber documentado mi nacimiento en lo que se ha convertido en un Monumento Histórico Nacional, y una representación importante de nuestra historia Chicana, no está perdida en mí.
La educación y la lucha por la justicia social, es el legado que mi familia me ha pasado. Mi madre, Irma Castro, fue la Directora Ejecutiva de la Federación Chicana durante 11 años antes de convertirse en administradora de las Escuelas de la Ciudad de San Diego, donde dirigió programas para mujeres Latinas y hombres Afroamericanos. Mi padre, Abran Quevedo, era un mecánico que tenía un taller en la esquina de la calle 30 y A en Golden Hills, durante 14 años, antes de convertirse en un maestro de taller de automóviles. Aunque mis padres se separaron y luego se divorciaron cuando mi hermano y yo éramos niños, nos criaron en pareja y nos criaron con el apoyo de mi tía, abuela y madrastra.
En 1992, me gradué de San Diego High School y comencé mi carrera universitaria en Southwestern Community College. Fue allí donde tomé la decisión de convertirme en una educadora. En 1994, poco antes de cumplir 20 años, nació mi hija Camerina, seguida de Emilia en 1995. Como madre soltera, con dos bolsas de pañales, una mochila y una silla de paseo doble, entré en la Universidad Estatal de San Diego. Me fui en 1999 con un título de licenciatura en Inglés, con énfasis en escritura creativa y una credencial de enseñanza de una sola materia. Mi esposo vino a nuestras vidas en el año 2000, y después de un romance profundo, nos casamos en 2001 en Nuestra Señora de Guadalupe en Barrio Logan. Daniel adoptó a Camerina y Emilia en 2004 y un año después tuvimos una última hija, Sophia.
Enseñé Inglés durante tres años en la Escuela Secundaria Chula Vista y en la Escuela Preparatoria Montgomery, durante más de tres años antes de convertirme en Subdirectora en la Escuela Primaria George Nicoloff. En 2009, me convertí en directora de la escuela primaria Sunnyslope hasta el año 2012. Fue entonces cuando me convertí en directora de MAAC Community Charter School (Escuela Charter de la Comunidad), una escuela preparatoria alternativa de chárter. Ahora trabajo con la Oficina de Educación del Condado de San Diego, donde dirijo la preparación profesional y la Educación Técnica Profesional para los estudiantes en nuestra escuela de la corte juvenil y en nuestras escuelas comunitarias.
Creo en la educación pública y en la responsabilidad que tenemos de brindar a todos los estudiantes y sus padres, especialmente a los más vulnerables y marginados, una programación educativa de alta calidad que incluya apoyos y servicios integrales. Nuestros estudiantes Latinos y Afroamericanos son los más propensos a abandonar la escuela y es más probable que ingresen al sistema de justicia juvenil. Como sociedad, debemos aceptar cómo es, que, les fallamos sistemáticamente a estos estudiantes, para que podamos crear sistemas que garanticen su compromiso y éxito. A través de mi trabajo como miembro y miembro maestra del Instituto Nacional de Líderes Escolares Latinos, un programa ofrecido por UNIDOS US (antes conocido como Consejo Nacional de La Raza), aprendí a defender a nuestros jóvenes a nivel local, estatal y nacional. Más importante, pude apoyar a otros educadores, estudiantes y padres para encontrar su voz y aprender cómo abogar.
Unirme y liderar, el desarrollo del blog de La Comadre San Diego, es un viejo sueño mío. Esta es una oportunidad para documentar el increíble, y, no tan increíble trabajo que se realiza en San Diego, que impacta a nuestros jóvenes, padres y comunidad. También es una oportunidad para escribir, e involucrar a otros a escribir, sobre nuestra hermosa ciudad y sus experiencias con nuestros sistemas educativos. Por favor estén atentos, ya que estaremos lanzando La Comadre San Diego a principios de 2018, y estarán leyendo historias de nuestros jóvenes, ancianos y padres.
Marisol Rerucha
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