No soy un fan de los premios espectáculos. Hace unos años, podría haber dicho que simplemente no estaba interesada en asistir, a una larga ceremonia, ya que estaba lleno de chistes inexpresivos y simplemente consistía, en un grupo de personas blancas, que se celebraban mutuamente. Ahora, sin embargo, tengo suficiente comprensión para reconocer lo que realmente, me desvió de estos espectáculos exagerados: la falta de representación.
La realidad es que, como Latina, no me veo a mí misma en televisión o películas muy a menudo. Puedo contar las veces en que me inspiré por alquien, que salio en la pantalla grande porque se parecía a mí y me recordaba de mi propia historia. También puedo contar las veces que fui testigo de la celebración de una Latina por su trabajo (¡gracias Gina Rodríguez, por el discurso de aceptación de los Golden Globes 2016!) En una industria que lamentablemente, está controlada y dirigida por poderosos hombres blancos. Por lo cual, mi desinterés por estos espectáculos en conjunto.
Sin embargo, los Golden Globes de este año fueron diferentes. Mientras la ceremonia de entrega de premios todavía estaba organizada por un hombre blanco, fue capaz de establecer el tono y dio espacio para que el movimiento #SeAcabóelTiempo, reconocido como #TimesUp, ganará impulso. Pero, ¿cuál fue la mejor parte? Oprah.
Todo el mundo ama a Oprah, así que no fue una sorpresa que incluso, las celebridades fueran deslumbrantes cuando subieron al escenario y la vieron en la primera fila. Pero en el momento en que se levantó, para recibir el Premio Cecil B. DeMille, convirtiéndose en la primer mujer Afroamericana, en recibir un reconocimiento tan destacado, fue como si el tiempo se congeló. A menudo, se habla de Oprah, como la hada madrina que puede inspirarnos a todos a vivir una vida más plena, al tiempo que nos ayuda a sanar a través de su sabiduría y espiritualidad. Ella siempre tiene las palabras perfectas y la manera perfecta, de captar la atención de todos y de alguna manera logra hacernos creer, que podemos hacer, y ser mejores. Su discurso de aceptación no fue diferente.
Oprah abrió, compartiendo un recuerdo de su niñez de haber visto a Sidney Poitier, convertirse en el primer hombre Afroamericano, en ganar un Oscar en 1964 por “Lilies of the Field”. Recordó vívidos recuerdos de ese momento y la sensación de ver a un hombre Afroamericano ser reconocido y, lo que un momento como ese significó para ella. Todo su discurso fue elocuente, hipnotizante y francamente, lleno de esperanza, e inspiración, el tipo de esperanza e inspiración que todos necesitábamos tan desesperadamente, en estos tiempos difíciles.
Aún así, fue cuando escuché que enfatizaba la importancia de ese momento para las niñas pequeñas, que ahora la estaban mirando a ella convertirse en la primera, que me recordó del poder de las mujeres y el impacto, que podemos tener si se proporciona la oportunidad.
Así que, más que nunca debemos unirnos y hacer que nos oigan, y, orgullosamente exclamar, que #TimesUp, también es imperativo, que hagamos que éste momento sea nuestro y nos arriesguemos, ya que las niñas de todo el mundo, nos están mirando y nos necesitan.