Desde que puedo recordar, he estado extremadamente ansioso por el cambio. Me preocupaba el cambio. A veces ese cambio me llevaba a varios niveles de pánico, incluyendo el pánico público. Y ese pánico inspiraba el pánico grupal. En lugar de obtener ayuda para ese pánico público, la gente se alejaba de mí, y yo me quedaba solo, solo en mi peor momento.
A pesar de mis problemas con el trastorno del espectro autista, los desafíos de salud y la ansiedad, tuve a mi madre. Y de una manera más suave, más tranquila, tuve a mi papá. Entonces, incluso cuando sentí que estaba solo en mis pensamientos, nunca estuve solo en su presencia. Aunque ha tomado mis años de adolescencia para reconocer todas las formas en que mis padres trabajaron y se sacrificaron para llevarme a este punto de estabilidad emocional y éxito académico, no estaría aquí en camino a la universidad si no fuera por mis padres, y sus esfuerzos para ponerme en ese camino.
Mi madre fue a la guerra con el Distrito Escolar Unificado de Baldwin Park, por mi elegibilidad educativa, necesidades educativas, apoyo y, las adaptaciones que necesitaba. Este no fue el tipo de guerra, en la que el gobierno de los Estados Unidos se involucra en todo el planeta contra personas de color, con ataques con drones, y, ni siquiera fue el tipo de guerra que se sigue librando en algunas calles de Los Ángeles. Mi madre pasó muchas horas despierta, escuchando a educadores y administradores negándome un Plan de educación Individualizado (IEP). Como el autismo es una discapacidad invisible, el Distrito Escolar Unificado de Baldwin Park, se negó a reconocer mi diagnóstico, y, me dificultad aprender sin los recursos y servicios adecuados. Mis padres se vieron obligados a educarme en el hogar, hasta que encontraron la colocación correcta en la Escuela Secundaria PUC Santa Rosa. A pesar de eso, este distrito también tuvo otros desafíos que, afectaron la calidad de la instrucción para muchos estudiantes que no tenían discapacidades.
La experiencia de batalla de mi madre con los distritos escolares públicos sobre los estándares selectivos en el servicio a las comunidades desfavorecidas, junto con su compromiso con los estudiantes con necesidades especiales, la ha convertido en una defensora educativa localmente conocida. Sus trabajos de base, han refinado su experiencia en la organización de justicia social, defensa educativa, derechos de las personas con discapacidad e igualdad para las comunidades de color, dentro del área metropolitana de Los Ángeles. Soy prueba de la dedicación de mi madre para garantizar que todos los estudiantes en Los Ángeles, reciban una educación de alta calidad, al acelerar el crecimiento de las escuelas públicas progresivas y comprometidas.
Mis padres hicieron posible que yo ingresara en eCALS, la Academia temprana de la Universidad de PUC para Líderes y Académicos en Los Ángeles, California. Esta es una de las cuatro escuelas en el campus de Sotomayor Learning Academies. Las asociaciones para Elevar Comunidades, han estado operando escuelas charter públicas en el área noreste de Los Ángeles, por más de quince años. PUC eCals, es una escuela charter pública, abierta para todos los estudiantes que viven en el límite de asistencia de las Academias de Aprendizaje Sotomayor, y más allá.
Mi tiempo en eCALS, ha sido una experiencia maravillosa y positiva, que me ha llevado a mi progreso académico. Dado que eCALS es una escuela charter, tiene más flexibilidad en la forma en que maneja a los estudiantes con necesidades especiales. Los maestros en eCALS deben participar en la programación de las horas de tutoría para los estudiantes que no avanzan académicamente, con la mayoría de los estudiantes. También hay una clase especial de salón de estudio, que ofrece tutoría adicional con asignaciones para estudiantes que tienen un IEP. Los maestros en mi escuela también tienen desarrollo profesional de rutina. Tengo un equipo del Programa Educativo Individualizado que cubre todas mis asignaturas diferentes, y puedo usar salas dedicadas para tomar exámenes si necesito silencio para concentrarme en un examen.
La música es mi tema favorito. Pude comunicarme con mis compañeros a través de la música. Y la música ha sido capaz de regular los síntomas específicos de mi autismo. Empecé a tocar la guitarra en el noveno grado, y cambié al bajo en el grado 10. Ahora tocó el bajo vertical, en el conjunto de la escuela avanzada y, el bajo eléctrico en la banda de espíritu. Descubrí que la música me ha ayudado a mejorar mis puntajes de matemáticas en el SAT, y ni siquiera estoy interesado en matemáticas. De modo que puedo deducir, que el estudio de la música, me ha ayudado a basar mi lógica en los números y el conteo. La música también me ha ayudado socialmente. Tengo más amigos, y es una gran manera de comunicarse. Me nombraron Músico del año de eCAL por los últimos dos años consecutivos, y toco en otro grupo de ensamble avanzado, en un programa CAP del sábado celebrado en CalArts. Recibí una beca de CalArts, así que ahí, es donde podría asistir a la universidad el próximo año. Financiar mi educación universitaria sigue siendo una preocupación para mí y mi familia, y tengo la esperanza de que gane becas adicionales.
Mi experiencia en eCALs, ha mejorado enormemente mis habilidades sociales en la medida en que ahora puedo hablar con grandes audiencias. Fui parte del Concejo de la Juventud del Alcalde de Los Ángeles el año pasado, y actualmente soy el director de Enlace Comunitario de ASLA (Sociedad de Autismo de Los Ángeles). Éstas actividades de liderazgo, son una prueba de que un ser humano con autismo puede encontrar su camino a través de este laberinto de la vida y alcanzar sus sueños escolares.
Ahora que me preparo para ingresar a la siguiente fase (colegio) de mi viaje educativo, nunca debo olvidar cómo llegué hasta este punto, y cómo la defensa de mis padres me ayudó a llegar aquí.