Cuando estaba en mi tercer año en la preparatoria, recibí una llamada de mi profesor de Historia de EE. UU. AP, justo antes del verano, haciéndome saber que había obtenido un puntaje perfecto de 5, en el examen, el primer puntaje perfecto en la historia de nuestra escuela. En ese momento, también estaba embarazada y esperaba dar a luz a mi hija, Alyssa, justo antes de ingresar a mi último año en la preparatoria. Este logro, en medio de una gran lucha, encapsuló mi trayectoria educativa y fue un momento decisivo en mi decisión de convertirme en una maestra.
He sido lo suficiente afortunada de tener educadores que impactan mi vida, en maneras, que las palabras, no pueden describir. He tenido maestros a lo largo de mi vida, que han servido como padres, mentores, consejeros y buenos modelos a seguir. Mis profesores siempre han desempeñado un papel muy importante en mi vida y, en esta Semana de agradecimiento a los maestros, quiero agradecerles por haberme inspirado a tomar la decisión de ingresar al aula como maestra, en mi escuela preparatoria, LPS Richmond.
En honor a la Semana de Aprecio a los Maestros, quiero tomarme el tiempo para reflexionar, sobre mi primer año de enseñanza. Sin duda, el primer año de enseñanza es el más difícil de superar y, si le pregunta a cualquier educador, estoy segura de que estarían de acuerdo. Con el fin del año sobre nosotros, es importante que reflexionemos sobre la inspiración y el propósito, detrás de nuestra decisión de ingresar al salón de clases y, servir a los estudiantes todos los días.
Como estudiante, sentada en los mismos asientos que mis propios alumnos ahora llenan, yo pensaba que mis maestros eran humanos perfectos, que tenían todo totalmente bajo control. De muchas conversaciones con los mismos maestros en mi vida adulta, sé, que esa concepción no era completamente exacta. Mis profesores estaban estresados, abrumados, ambos sentimientos he experimentado constantemente durante mi primer año de enseñanza. Sin embargo, mis maestros también nos estaban manteniendo a la altura de las expectativas y brindando los apoyos precisos, para garantizar nuestro éxito académico, que también intentó replicar con mis alumnos todos los días en el aula.
En esta semana de agradecimiento a los maestros, quiero agradecer a los educadores de mi vida, que me infundieron la confianza necesaria, para desempeñar el papel que tengo actualmente. Sin el impacto de mis maestros, no tendría ejemplos de lo que es la enseñanza sólida. Mis maestros enseñaron desde el corazón y lograron mostrarnos el respeto y el amor que necesitábamos como niños pequeños y adolescentes. Todos estos rasgos son atributos que ahora intento de seguir a medida que continúo mi carrera en el aula.