Cree cuando dicen: “Vas a estar bien”. Te acaban de dar otros cuatro años para que pienses, qué quieres hacer con tu vida, e incluso entonces, todavía no lo sabes, pero lo estás averiguando. Relájate, respira y sonríe, porque eres afortunada de tener amigos que te quieren mucho.
En tercer grado, es cuando primero te preguntaron, “¿Vas a ir al colegio?”
Fue una pregunta amplia dirigida a todos en el aula. Pares de manos pequeñas se dispararon hacia el techo, pero no pudiste asimilar la pregunta. ¿Qué era el colegio? ¿Era obligatorio?
Stephanie, la mejor de la clase, se volvió hacia ti y vio que no levantabas la mano, “¿No vas a ir al colegio? ¡Levanta tu mano!”
Rápidamente disparaste tu mano, pero aún así le dijiste, “Primero le tendré que preguntar a mi mamá”.
Ahora, estás anticipando asistir a la universidad en el otoño. Te encontrarás en un campus universitario con la carta de aceptación que te enviaron en tu bolsillo. Te da una sensación de validación de que perteneces allí. Aprenderás con el tiempo que lo que sentiste en ese momento, fue un síndrome impostor. No ha habido ningún error, tu perteneces. Recuerda eso cuando llegue el 8 de noviembre de 2016. Hay más en ti que tu tono de piel, raza y género. Eres una latina franca e inteligente. Ninguna palabra de un poder superior, puede quitarte eso.
Cuando tu compañera de dormitorio de tu colegio te pide que la acompañes y veas su club. Hazlo. No continúes revolcandote en tu separación sentimental por un trimestre extra. Conoces personas que te guiarán y te ayudarán a aprender a perdonarte a ti misma. Te retienen el pelo cuando te equivocaste esa noche, y te enseñan a mantener la cabeza alta, durante los días siguientes.
Para referencia futura, cuando alguien te pregunta: “¿Quieres ir al cielo?” Di no. No significan que han encontrado un lugar realmente moderno con una vista del cielo. Habrá muchos pequeños desafíos como este, para que aprendas y puedas enfrentarlos. Es un campo de juego completamente nuevo para ti, así que, no seas dura contigo misma, por no saber cómo abordar el colegio. No ha habido nadie a quien seguir antes de ti.
Una noche, tu y tu hermana mayor estarán en su habitación viendo televisión, y ella te contará lo celosa que está de ti. Esto te lastimara y querrás discutir. No te enojes. Ella no tuvo las oportunidades que tuviste tú al crecer. La diferencia de siete años entre tu y ella, significó que creció viéndote viajar por el mundo y recibir otros lujos financieros que sus padres no podían permitirle darle a ella o, a su hermano mayor. Ella sigue siendo tu principal defensora y muy orgullosa de ti. Eres la primera.
No seas irresponsable con tu dinero. Repito, no seas irresponsable. Tendrás una amiga que tirara una piedra a tu ventana y te insistirá a salir. Defiende tu posición, y realiza esa tarea. Habrás ahorrado dinero y salido adelante en tu tarea. Ama lo que aprendes. Los recursos que se te otorgan no están disponibles para todos. Tu aprendes eso de una manera difícil, cuando tu préstamo estudiantil fracasa. La gravedad de tu situación te impacta. No tienes el privilegio de tener una educación universitaria totalmente financiada, pero tienes el privilegio de tener padres que trabajan duro, y trabajan día y noche para pagarla. Recuerda llamar más a tu mama.
Tu voz importa, tanto como los demás dentro y fuera del aula. Cree en ti misma, porque si no lo haces, ¿quién más lo hará? De lo contrario, esos estudiantes autodenominados siempre hablarán por ti. Recuerda, tu también perteneces.
Te estresas tanto, y muy a menudo sobre cómo te va en la escuela, o, si eres lo suficientemente inteligente. Para. Sólo porque fallaste en la prueba de geología o, obtuviste una B, en un trabajo en el que trabajaste tan duro, no es el fin del mundo. Sal a caminar, y cálmate, pero después de eso, relájate. Tu le das más valor a las calificaciones que recibes que a la educación que recibes. Ese conocimiento será tu mejor arma, así que presta atención. La historia es una herramienta que necesitas para avanzar, y realizar el cambio que deseas ver.
Hay tanto que aprendes sobre el mundo, sobre las personas y, lo más importante, sobre ti misma. Tu identidad se moldea y se forma una y otra vez. Aprendes a crecer y te enorgullece saber que tu sobrina y sobrino, saben lo que es el colegio por ti. Eso es lo que significa ser la primera generación. Estás preparando un camino para que los pequeños lo sigan. Has llegado tan lejos, porque tienes una familia que cree en ti. Has aprendido lo que es ser amada.
No te dejes engañar. Todavía hay un crecimiento constante y lecciones que aprender después del colegio, pero eso es algo que todavía tengo que descubrir por mí misma.
Con amor,
Ana Ortiz