La semana pasada, la Dra. Ana Ponce, directora ejecutiva de Camino Nuevo Chárter Academy, fue incluida en el Salón de la Fama de la Escuela Chárter, uno de los más altos honores de la Alianza Nacional para las Escuelas Públicas Chárter. La Dra. Ponce dirige una red de escuelas chárter, que prestan servicios a más de 3,600 estudiantes de preescolar a doceavo grado en el vecindario de MacArthur Park, en Los Ángeles. Como hija de inmigrantes mexicanos y, la primera de su familia en asistir a la universidad, se ha comprometido a mejorar la calidad de la educación, en la comunidad en la que creció.
En Camino Nuevo Chárter Academy, el 90 por ciento de los estudiantes que comienzan como estudiantes de primer año, se gradúan al finalizar su último año. Aproximadamente el 70 por ciento de esos estudiantes, son aceptados en universidades de cuatro años. Es una organización que establece un estándar alto para el rendimiento estudiantil.
Al pronunciar sus comentarios durante la Conferencia Nacional de Escuelas Chárter en Austin, Texas, la Dra. Ponce compartió su historia sobre el cruce de la frontera entre Estados Unidos y México como una niña indocumentada y pasando tiempo en detención.
La Comadre le preguntó, por qué se sintió obligada a compartir su historia en el Salón de la Fama de la Escuela Chárter.
“Estoy indignada por cómo hemos abordado las necesidades de los niños en nuestras fronteras, desde nuestros menores no acompañados, hasta ahora separar a los niños de sus padres. Los grandes países no torturan a los niños, los protegen y, hacen lo mejor que pueden para garantizar su seguridad física y emocional. Es inaceptable que más de 2,500, hayan sido separados de sus padres y, la mayoría de ellos permanecen bajo custodia. Ahora el gobierno está infligiendo un trauma serio a estos niños, privandolos de cualquier comodidad cuando son arrancados de los brazos de sus padres. Esto es inhumano”, dijo la Dra. Ponce.
“Me inspiré para expresarme con el coraje y la resolución de los padres que arriesgan sus vidas para que sus hijos puedan tener una vida mejor en los EE. UU. También quería compartir mi propia experiencia y el trauma en el que aún vivo, después de pasar una noche en un centro de detención como una niña. Recuerdo estar en el centro de detención de San Ysidro, con mi Tía Socorro. Era un lugar frío, y no teníamos más, que un suéter ligero. Recuerdo haber tenido hambre y, no haber recibido nada para comer. Recuerdo que tenía miedo a medida que se traía a más gente y, los guardias se volvían cada vez más agresivos. Recuerdo que las personas escribían números de teléfono en su cuerpo, porque les habían quitado todo lo que tenían excepto, la ropa que llevaban puesta. Fue una experiencia horrible, pero no estaba sola, tuve a mi Tía conmigo. Me quedé cerca de ella, prácticamente me abrazó todo el tiempo hasta que bajamos del autobús en Tijuana, a la mañana siguiente. Esto sucedió hace casi 40 años, y todavía puedo recordar el olor y la sensación del centro de detención”, agregó.
La Dra. Ponce, siente que los educadores necesitan mantenerse informados sobre los eventos actuales y, cómo esos eventos, impactan a sus estudiantes. Las deportaciones de miembros de la familia pueden tener efectos nocivos a largo plazo en el bienestar de un niño. Entre 2009 y 2013, medio millón de padres de niños que son ciudadanos americanos pueden haber sido deportados, y pueden surgir problemas de comportamiento debido a la depresión y la ira, que experimentan los niños al separarse de sus padres.
“Durante estos tiempos, es fundamental que los educadores creen un espacio seguro para los niños, lo que significa validar los temores y las ansiedades que los niños traen al aula y, estar preparados para redirigirlos de manera constructiva en busca de apoyo, si es necesario. Debemos ser conscientes de que, aunque los niños en las aulas de hoy en día tal vez no tengan esa experiencia, pueden tener un hermano, un primo o un amigo a quien separaron de su hijo y ahora está sólo en un centro de detención”, la Dra. Ponce dijo.
La Comadre felicita a la Dra. Ponce, por el reconocimiento que recibió en el Salón de la Fama de la Escuela Chárter y, se enorgullece de que utilizó su plataforma, para crear conciencia, sobre la difícil situación de las familias que se encuentran en la frontera y en los centros de detención.