Enseñando a Todo el Niño: Los Maestros y el Personal Escolar Deben Considerar la Vida de Sus Alumnos

Quiero comenzar explicando que no soy una maestra, pero mi experiencia trabajando en escuelas y, estrechamente con las familias, me ha permitido poner las cosas en perspectiva.

Después de salir de la universidad, obtuve mi primer empleo, como asociada de oficina en una increíble escuela pública charter en Los Ángeles. Todos los días presencié, el trabajo duro y la dedicación que los maestros traían a sus salones de clase. Déjeme decirle, yo sabía que había muchas cosas especiales sucediendo en ese campus porque había experimentado escuelas públicas, en una comunidad similar, a sólo seis millas de distancia, y era como noche y día.

Los estudiantes estaban aprendiendo a niveles que nunca podría haber imaginado en el 2do grado. La escuela estaba sirviendo a familias que se parecían a mi familia, madres que me recordaban a mi propia madre, y estudiantes que me recordaban a mí. La mayor diferencia fue, que esta escuela brindaba educación de alta calidad, y todos los maestros y miembros del personal, creían, que todos los estudiantes podían aprender.

Podría sentarme aquí, y hablar de lo increíble que fue esa escuela (porque realmente era y sigue siendo), pero ese, no es el punto que quiero plantear hoy.

Mi mayor lección aprendida y, lo más valioso que me llevé de trabajar en esta escuela especial y con estudiantes y familias en una comunidad con pocos recursos es que no importa, cuán asombrosas sean nuestras escuelas o, cuán dedicados sean los maestros y, cuánto creen, que TODOS los niños pueden aprender, necesitamos entender la vida de cada niño en casa para poder enseñarle lo mejor posible. Tuve la suerte de ver una escuela donde los maestros construyeron relaciones con familias y estudiantes en la medida en que había comunidad y confianza.

Recuerdo que un estudiante de primer grado, vino a mi oficina porque le dolía el estómago, una mañana, y había intentado todo. Bebió agua, descansó, probó usar el baño antes de ir a la oficina principal. Le pregunté si había desayunado, y su respuesta fue no. Así que le di el desayuno sobrante que habíamos servido más temprano esa mañana. Tan pronto como comió, se sintió mejor de inmediato.

Este niño no entendía que el dolor que sentía era HAMBRE. Le pregunté por qué no desayuno, y me dijo que sus padres no tenían suficiente dinero esa semana para ir a la tienda de comestibles. ¿Se imagina a un niño de cinco o seis años explicando que no había suficiente dinero esa semana, para poner comida en la mesa?

Muchas veces no pensamos en la vida de nuestros estudiantes en casa, porque no preguntamos o, porque los estudiantes y las familias no comparten. Pero cuando elegimos trabajar en escuelas de comunidades desatendidas, TENEMOS que tomar en cuenta su realidad, como el hambre, cuando les enseñamos.

Aprendí que todo está interconectado al educar a los estudiantes de color. En éstas mismas comunidades donde el hambre, la falta de vivienda, el desempleo, el aburguesamiento, la inmigración todos son temas que los estudiantes deben enfrentar todos los días, para muchos de ellos, la escuela es su santuario. Si un niño experimenta cualquiera de éstas cosas sin el apoyo adecuado, su capacidad para asistir a la escuela y, concentrarse completamente en la educación, es muy pequeña.

Ánimo a las escuelas y organizaciones, a ver a cada alumno, como el niño completo con vidas reales, con familias que pueden estar pasando apuros. También presionó, para que los distritos, las escuelas y las organizaciones de gestión de escuelas charter, asignen fondos para proporcionar ayuda y recursos a las familias necesitadas. No está bien enseñarle a un niño hambriento.

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Melissa Salgado

Melissa Salgado was raised in East Los Angeles by her single mother and three older siblings. She graduated from James A. Garfield High School and received her Bachelor's degree in Chicana/o Studies from the University of California, Santa Barbara in 2013. She currently works at KIPP Public Schools in Northern California as the Director of Advocacy and Community Engagement. Through personal and professional experiences, Melissa knows the importance of engaging families in schools and more importantly engaging them in their children's education. Her passion has always been in educational equity and her hope is that she can ignite fires in others to embrace the power of personal stories that creates changes in current systems of oppression specifically in our public education system.

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