La Secretaria de Educación de EE. UU., Betsy DeVos, ha tenido su parte de atención negativa en los medios. El frenesí mediático más reciente, está en torno a sus comentarios sobre las responsabilidades que la escuela tiene sobre los estudiantes indocumentados. En sus recientes comentarios al Congreso, Betsy DeVos declaró que las escuelas deberían poder decidir, si deben reportar o, no, a los estudiantes indocumentados, a los funcionarios de inmigración. Esta sugerencia de la Secretaría de Educación trasladaría este poder a los directores y maestros y lo enmascaró al afirmar, que sería una “decisión comunitaria”.
Para su sorpresa, DeVos fue corregida por un miembro del comité, y, se le recordó el hecho, de que la ley de inmigración está bajo jurisdicción federal, y no está gobernada por los municipios.
Parece que la Secretaría DeVos necesita una lección de historia sobre la decisión de la Corte Suprema Plyler vs. Doe (1982). Según el Consejo Estadounidense de Inmigración (American Immigration Council), la decisión de Plyler garantiza los derechos protegidos de los estudiantes en los Estados Unidos, independientemente de su estado migratorio. Lo que la Secretaría DeVos necesita entender, es que, si las escuelas siguieran sus sugerencias equivocadas, estarían violando los derechos constitucionales de los estudiantes indocumentados en los Estados Unidos. Es preocupante pensar que la Secretaría de Educación de los Estados Unidos, no entiende los derechos civiles básicos, de los estudiantes indocumentados, ellos merecen algo mejor.
Reflexionando sobre este tema, personalmente, la escuela siempre fue un lugar donde me sentí segura y cómoda. Mis maestros y mi familia apoyaron mi desarrollo académico, al recordarme constantemente, lo capaz y lista que era. Ahora intento modelar este mismo sentimiento para mis alumnos. Cada día tengo hombres y mujeres jóvenes en mi clase, que carecen de estatus legal dentro de los Estados Unidos, y no ha habido un momento, en que la administración de la escuela los haya llamado para esto. En cambio, nuestra escuela ofrece apoyo adicional, y puede llenar los vacíos de apoyo que el gobierno federal no ofrece a nuestros estudiantes. Por ejemplo, tenemos un club en el campus dedicado a recaudar fondos y proporcionar becas para nuestros adultos mayores indocumentados. No hay un maestro en nuestra escuela que le negaría a éstos estudiantes el derecho a la excelente educación que merecen, y que son capaces de sobresalir. Esto es lo que hemos sido llamados a hacer como educadores, y DeVos, necesita un recordatorio de las protecciones constitucionales que cada estudiante, independientemente de su estado migratorio, tiene dentro de los EE. UU.