A medida que las puertas de las escuelas comienzan a abrirse, y los educadores hacen su camino de regreso, preguntándose dónde se fue su descanso, es importante comenzar los días del personal con la importante pregunta: “¿Por qué enseño?”
Estas conversaciones a menudo, se sacrifican y se pierden en las agendas llenas de procedimientos de seguridad, protocolos del distrito y nuevos programas de alfabetización. Mientras nos preparamos para “ir”, los equipos de liderazgo neo, valoran esta vez y crean espacios en sus días de planificación para permitir, que sus educadores y ellos mismos reflexionen, sobre por qué eligen enseñar. Las creencias y la pedagogía van de la mano. Podemos quedar atrapados en la mentalidad de que, “el verano no fue lo suficientemente largo”, “No estoy listo para volver”, que afecta la forma en que vemos y comenzamos el nuevo año escolar. Aprovechando el propósito de lo que hacemos, por qué lo hacemos, para quién lo hacemos y, cómo lo hacemos, servirá como base para un año exitoso.
La educación es la profesión más humana; estamos allí para servir y aprender, para apoyar y ser apoyados. Por lo tanto, explorar nuestras creencias y definir nuestras pasiones, no es una actividad de desarrollo profesional, de una sola vez, pero estos ejercicios deben servir como un sistema para nuestros propios controles y equilibrios personales. Acabo de desayunar con mi mejor amiga que completó su primer año en una escuela de calendario tradicional, después de enseñar diez años en una escuela anual. Ella dijo: “Es agotador. Hubo muchas ocasiones en que me sentí agotada”. Este sentimiento lo comparten los educadores de todo el mundo. La enseñanza requiere mucha energía; tienes que estar “en acción” todo el tiempo. Dicho esto, es fundamental reflejar y construir sistemas para respaldar lo que hacemos. No debe ser relegado a un día de desarrollo profesional: debe ser continuo, para garantizar una enseñanza y aprendizaje de alta calidad.
La pregunta “por qué enseño” no es sólo la parte social/emocional del desarrollo profesional, sino que, realmente se basa en la pedagogía. El Dr. Khader vincula las creencias con la pedagogía como la fuerza impulsora detrás de lo que sucede en el aula: “Lo que los maestros hacen en el aula se rige por lo que creen, y estas creencias a menudo sirven para actuar como un filtro a través del cual los juicios instructivos y las decisiones se toman”. Por lo tanto, como buena práctica, debemos reflexionar sobre nuestras creencias, integrarlas en el aprendizaje profesional, y, encontrar maneras a lo largo del año para construir sobre ellas a fin de crear los mejores entornos de aprendizaje para nuestros alumnos y maestros.
#whyIteach (porqué enseño), es un movimiento en las redes sociales que exige que los educadores reflejen y compartan su dedicación a los estudiantes de modo que, cuando nos embarquemos en nuestro año escolar 2018-2019, no podamos ser absorbidos por el ajetreo y el bullicio de la logística, pero en lugar, recuerda por qué hacemos lo que hacemos y para quién.
Diana Cornejo-Sanchez
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