Las instituciones públicas regulares K-12 tienen muchos desafíos. Tienen aulas abarrotadas, maestros mal pagados e inaceptable tasas de graduación de la escuela preparatoria y asistencia a la universidad.
Joe Bageant, autor de Revenge of the Mutt People escribió: “Ahora que la educación se ha reducido a otra industria, una serie de fábricas de entrenamiento de trabajo estratificado, que van desde las escuelas de manejo de camiones, hasta las universidades estatales, nuestra nación, ya no es capaz de crear una ciudadanía verdaderamente educada. La educación no debe ser una industria. Su uso correcto no es para servir a las industrias, ya sea generando robots pequeños e imprudentes a través de la industria, o, mediante la investigación adquirida por la industria persiguiendo un medicamento mejor y, menos contaminante. Su uso adecuado es permitir a los ciudadanos vivir vidas responsables que creen y mejoren su cultura democrática. Esto no puede ser simplemente generando y acumulando montañas de información, hechos sin contexto cultural, artístico, filosófico y humano o prioridad”.
Una alternativa a esto, ha sido que las escuelas charter proporcionen más libertad a los educadores. De acuerdo con la Alianza Nacional para las Escuelas Públicas Charter, “Las escuelas charter son escuelas públicas, libres de colegiaturas, abiertas a todos los estudiantes. A menudo operan independientemente de un distrito escolar tradicional, las escuelas chárter ofrecen instrucción de alta calidad de maestros, que tienen la autonomía para diseñar una aula, que se adapte a las necesidades de sus estudiantes. Están dirigidos por directores dinámicos que tienen la flexibilidad de crear una cultura escolar, que fomenta el rendimiento estudiantil y la satisfacción de los padres”.
Hablé con el ex entrenador de Carreras vocacionales, Mateo Pulido de John Muir Charter Schools, quien dijo: “Estas escuelas [charter] brindan espacio para crecer como educadores, se necesita un crecimiento creativo para aprender a ser un maestro eficaz. Tenía flexibilidad en cómo quería enseñar a los estudiantes y las clases eran pequeñas, así que eran manejables, lo que también me permitió construir una base sólida con los estudiantes”. También habló sobre las relaciones que la escuela charter construyó con socios de la comunidad, como con GRID Alternatives Inland Empire, que enseñó a los estudiantes cómo ingresar al campo de trabajo verde y Operation Safe House (Cup of Happy), un recurso de salud mental para los estudiantes. Doy un gran reconocimiento a las escuelas asegurando recursos externos para sus estudiantes, porque sin ellos, los estudiantes luchan por encontrar trabajos, carreras y otros recursos necesarios.
Como la mayoría de las cosas que nos gustan, no son perfectas y tienen defectos. Aunque soy partidario de las escuelas charter, sigo creyendo que hay algunas recomendaciones necesarias para mejorar la calidad de la educación. En teoría, estas instituciones se crean para ser flexibles, lo que no garantiza una estructura.
Pulido me explicó: “Debido a la falta de estructura, no hay responsabilidad. Esto a menudo me llevó a no tener ninguna dirección en términos de lo que debería estar haciendo en el trabajo”.
Personalmente, no soy un firme creyente de la jerarquía, pero sí creo que las reglas y las políticas deben establecerse para un aprendizaje maximizado. Es necesario que a los empleados se les proporcionen ejemplos, pautas y etc., si están siendo responsables. Creo que una solución a esto, sería, incluir a los empleados al comienzo de su empleo, una oportunidad de detallar la orientación necesaria y, los límites entre sí, lo que eventualmente, dará como resultado una política o, reglas claras para todos los que trabajan en la escuela.
Algo con lo que tienen que lidiar las escuelas charter es la financiación. Este es un problema para las instituciones educativas en todas partes, pero en algunas más que otras. Los sitios y empleos de las escuelas charter, no son permanentes, y a menudo no duran mucho, por la falta de fondos. Un ejemplo de esto es el papel que tuvo Mateo Pulido, todos los entrenadores de sendas profesionales fueron despedidos y un sitio escolar fue cerrado junto con eso. Necesitamos repensar la forma en que aportamos los fondos, especialmente, porque no siempre es permanente. Además, si se abre una escuela chárter, debe contar con un plan a largo plazo para poder mantener este recurso para los estudiantes. No tiene sentido abrir un recurso por un corto período de tiempo; es mejor que los estudiantes tengan que lidiar con instituciones públicas regulares de K-12. Propongo que haya pequeñas donaciones de la comunidad anualmente, junto con conversaciones con patrocinadores más grandes, pero es necesario que haya fondos provenientes de una variedad de donantes, para garantizar que estas escuelas sean financieramente sostenibles.
Rocio Aguayo
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