El nuevo año escolar puede ser una fuente de gran emoción, pero también puede generar una gran ansiedad, para muchos jóvenes que se preparan para ingresar a un nuevo grado. A medida que los estudiantes compran nuevos útiles escolares y preparan sus trajes para el primer día de clases, los maestros y padres, también trabajan arduamente para asegurarse de que todo esté listo, para comenzar el año escolar en una nota positiva. Es importante tomarse el tiempo durante esta época del año, para basarnos en nuestro “por qué” y dedicar algún tiempo a reflexionar sobre el poder que los jóvenes tienen y, utilizar esto para fundamentar nuestra creencia en los estudiantes.
Como maestra de primer año el año pasado, me preocupaba constantemente de asegurarme que las rutinas y los procedimientos fueran explícitos, para que la gestión del comportamiento no fuera un problema. Cuando los tiempos se pusieron difíciles durante el año escolar, no fue mi escalera de consecuencia, lo que me ayudó a superar esos días, fueron mis alumnos y la forma en que constantemente me sorprendieron con su habilidad para sobresalir, dadas las expectativas que les ponía. Lo que hay que destacar sobre el comienzo de mi año escolar fue que constantemente les dije que creía en ellos, y por lo tanto, esperaba grandes cosas de ellos. Como maestra de preparatoria, he visto la diferencia que la mentalidad de los adultos puede tener en los estudiantes. Cuando los adultos en la vida de un alumno comunican altas expectativas y los asocian con la creencia de que los alumnos son capaces de alcanzarlos, los alumnos se sienten motivados para hacerlo. Por otro lado, si los adultos comienzan el año escolar advirtiendo a los estudiantes sobre lo que puede suceder si no se cumplen las expectativas, los estudiantes pueden ponerse ansiosos y atemorizados de darle una oportunidad justa al año escolar.
La mentalidad importa cuando se trata con estudiantes en cualquier año escolar. Al final del día, no se trata de los adultos y, lo que queremos que sea el año escolar, se trata de nuestros estudiantes y, cuáles son sus necesidades durante el año. Mientras los maestros y padres tengan presente esta creencia, y la usen para guiar las interacciones que tienen, el año escolar dará un gran comienzo.
Daniela Felix
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