Como maestra, uno de los retos más consistentes para nuestra escuela fue la participación de los padres. Aunque recuerdo haber enviado folletos a casa por lo menos una vez a la semana para invitar a los padres a que nos acompañaran a un taller o sesión de información para padres, generalmente solo asistían no más de diez padres, lo que nos hizo preguntarnos qué estábamos haciendo mal. No fue hasta que envié a casa invitaciones personales invitando a los padres de mis estudiantes a unirse a nosotros para una feria de salud dirigida por estudiantes, cuando tuvimos más de 40 padres. Fue ese día que nos dimos cuenta de que tal vez el problema no era tanto que no estuviéramos enviando suficiente comunicación a casa; el problema era que no permitimos que los padres participaran en las presentaciones, desalentando a muchos de los asistentes.
Como entrenadora en una escuela primaria ahora,seguido tengo la tarea de organizar talleres para padres. Desde mi primer día aquí, noté que había una clara desconexión de los padres con la escuela. Taller tras taller, nos quedamos decepcionados con la falta de participación de los padres. Sin embargo, tuvimos padres que solicitaban más talleres porque querían una oportunidad para involucrarse con la escuela. Fue a través de una academia para padres más práctica que me di cuenta de que el problema no era que los padres fueran apáticos; el problema era que no estábamos siendo creativos en la forma en que estábamos dirigiendo nuestros talleres.
Ahora elijo comenzar las reuniones de padres con toda la información importante al principio, reservando al menos la mitad del tiempo para una actividad práctica. Hace unos días, le di la bienvenida a nuestro Consejo Escolar y, en lugar de decirles lo que hacen nuestros estudiantes en nuestro Laboratorio de Innovación, los guié a través de una rotación, ayudandolos a través de cada actividad y ayudándoles a aprender cómo usar cada herramienta. Los 17 miembros de nuestro Consejo Escolar participaron. Cada uno de ellos se quedó emocionado e incluso compró algunos de los juguetes educativos que compartí con ellos para sus propios hogares al ver lo divertidos e instructivos que eran. Cuando se fueron, no pude evitar preguntarme si tal vez hemos tenido la solución a nuestra falta de participación de los padres todo el tiempo y simplemente no hemos tenido tiempo de renovar la forma en que hacemos las cosas.
Yo seguido escucho que “así es como siempre hemos hecho las cosas” como la excusa para no pensar en un nuevo enfoque. Si bien estoy de acuerdo en que no hay necesidad de reinventar todo, sí creo que es hora de que todos busquemos formas de ser más innovadores para involucrar y reclutar la participación de los padres en nuestras escuelas. Si queremos que los padres reconozcan la importancia de su presencia y participación en la educación de sus hijos, es imperativo que hagamos un mejor trabajo brindando oportunidades para darles la bienvenida a los padres en nuestro campus para que hagan más que escuchar presentaciones.
Los padres quieren participar en el viaje educativo de sus hijos; es hora de que dejemos de hablarles y les permitamos participar en el mismo tipo de actividades que hacen sus hijos. Quizás entonces, permitiremos que se sientan más conectados con la experiencia general de sus hijos y servir como mejores defensores de sus hijos.