He estado trabajando en la educación durante cuatro años, y en ese tiempo relativamente corto, he oído hablar de los horrores que nuestros estudiantes experimentan en casa. La mayoría de mis estudiantes mujeres y algunos de mis estudiantes varones, han experimentado algún tipo de asalto sexual en su infancia. Cada día, se ven obligados a enfrentar la realidad de haber experimentado una violación irreparable en sus cuerpos y en su existencia. Otros estudiantes sufrieron abusos físicos cuando eran niños, ya sea por maltrato físicos que recibieron de sus padres o técnicas de tortura que la persona encargada de su cuidado utilizaron con ellos. Uno de mis estudiantes me contó sobre la costumbre disciplinaria de su padre: dejaba correr agua fría en la bañera,y lo metia durante varios minutos y repetía el proceso hasta que él pensaba que su hijo había aprendido la lección. Otro estudiante me contó sobre el dolor que sintió cuando su padre la golpeaba con su cinturón mas grueso de cuero e ignoraba sus gritos de dolor, mientra los golpes parecían ser interminables en su cuerpo.
Algunos estudiantes sufrieron, y algunos continúan sufriendo, de abuso verbal en el hogar. Algunos padres les dicen a sus hijos que no son inteligentes, o que deberían encontrar un trabajo ahora en lugar de perder el tiempo en la escuela. Otros estudiantes son maldecidos por sus padres ebrios, y se ven obligados a cuidar de sus padres después de haber tomado para asegurarse de que no se ahoguen en su propio vómito mientras duermen su borrachera. He conocido estudiantes cuyos hermanos están en prisión y otros cuyos hermanos o amigos han sido asesinados como resultado de la violencia con armas de fuego. Algunos estudiantes se ven obligados a convertirse en el principal cuidador de sus hermanos en la adolescencia para poder apoyar a sus madres solteras que trabajan. Los estudiantes han sido golpeados en la calle y asaltados por sus teléfonos celulares o mochilas. Los estudiantes se han visto forzados a jugar como intermediarios entre sus padres divorciados, y en el proceso se les avergüenza por “favorecer” a un padre sobre el otro. Los oficiales de policía han detenido a estudiantes en la calle simplemente por pasar el rato en frente de una tienda por “demasiado tiempo”. Los administradores escolares han suspendido a los estudiantes por insubordinación general cuando los estudiantes cuestionan las reglas irrazonables.
La mayoría de nuestros estudiantes han sufrido suficientes experiencias traumáticas para ser consideradas víctimas de trastorno de estrés postraumático. De acuerdo con el educador de Oakland y el respetado profesor de educación, Jeff Duncan Andrade, “Todos y cada uno de nosotros que enseñamos tenemos varios niños con los síntomas del TEPT. Y toda la investigación y la práctica sugieren que si no se enfoca en eso, la probabilidad de que un niño haga la tarea o se concentre durante varios días en las pruebas estatales y nacionales son cero”.
En la gran cantidad de eventos traumáticos,se espera que los estudiantes tomen las cargas emocionales de sus padres y sigan adelante en su vida como si nada hubiera pasado. Llegan a la escuela con emociones no resueltas, con inteligencia emocional no desarrollada, y los maestros esperan que se sienten en su clase y se concentren en el trabajo escolar. Sin embargo, los estudiantes nunca podrán mostrar su verdadero potencial académico mientras no satisfagan sus necesidades socioemocionales. Nuestros niños deben recibir apoyo para lidiar con los síntomas de TEPT con los que se enfrentan día a día, y solo después tendremos una representación precisa de sus habilidades académicas.