La educación de los niños inmigrantes, ha estado en juego y ha sido examinada a lo largo de la historia legal de los Estados Unidos. En 1982, la Corte Suprema decidió que los estados no podían negar a los niños su derecho a una educación pública gratuita, debido a su estatus migratorio, a través del caso histórico de Plyler v. Doe. En 1994, California, intentó aprobar una legislación similar y tuvo éxito. El propósito declarado de la Proposición 187, era para que los inmigrantes, que actualmente se encuentran en el estado, sin un estatus legal que les otorga el permiso para hacerlo, los haría no elegibles para los beneficios públicos, incluida la educación en los niveles de primaria, secundaria y postsecundaria. Un profundo sentido del nativismo, y el desprecio hacia la humanidad de los inmigrantes ha contribuido a que se les prive, de un tratamiento básico y humano.
Más recientemente, los inmigrantes más jóvenes y quizás los más vulnerables son blanco de políticas racistas y degradantes. Los miles de menores jóvenes, a menudo no acompañados, que se encuentran en la frontera entre los Estados Unidos y México han perdido la financiación que les proporciona clases de inglés, fútbol, y la asistencia legal necesaria para apoyar sus casos de inmigración. Después del largo viaje de mil millas para llegar a la frontera, estas actividades suelen ser una experiencia positiva para este grupo de niños, quienes sin este financiamiento tendrían muy poco apoyo y recursos para ellos. Un artículo del Washington Post sobre el tema explicó que, la “Oficina de Reasentamiento de Refugiados ha comenzado a suspender el financiamiento de las actividades”. El artículo citó, el razonamiento del portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos, Mark Weber, sobre los cambios en el financiamiento. Agregó que las “actividades, incluido el fútbol, que se consideraron ‘no directamente necesarias para la protección de la vida y la seguridad, incluidos los servicios de educación, servicios legales y recreación”.
Cuando un menor no acompañado, se encuentra detenido en la frontera, puede pasar sin decir que el niño está lleno de miedo, tormento y ansiedad. Para muchos de ellos, estar cerca de otros jóvenes en los programas que estaban disponibles para ellos, hizo que la detención de inmigrantes sea más soportable. Los Estados Unidos se enfrentan a una crisis de inmigración y, mientras esperamos que se apruebe la política que exige un tratamiento humano, necesitamos hacer más para proteger a la población joven de inmigrantes más vulnerable.