Mi primer idioma es el Espanol. Cuando empeze la primaria, no podía comunicarme con otros estudiantes o los maestros porque no sabia hablar Ingles. Pasé por algo que llaman un periodo silencioso y no participaba durante la clase. Mi mama me dice que cuando llegaba a casa, me quejaba porque tenía muchas ganas de poder comprender lo que decían los que me rodeaban.
En el primer grado, me hicieron tomar parte de ESL (Inglés como Segundo Idioma) y asi empece a ganar confianza afuera de la clase con mis compañeros. Pero durante la clase, en vez de levantar la mano y participar, yo dudaba en mi misa.
Dudaba de mi misa cuando pronunciaba el Inglés. El ánimo de mis papas y mi motivación fue lo que me empujó a ser fluida en el Inglés. Mas aparte, sabia que tenia control sobre mi desempeño académico. Ser complaciente con mi situación no era una opción para mi y me propuse la meta de ser una de las mejores estudiantes en la clase. Con mi actitud y ser fluida en el Inglés fue lo que me ayudó a ser estudiosa y dotada académicamente. Con el tiempo, fui aceptada en el programa de honores e involucrada en clases avanzadas. La mayoría de los estudiantes en ese programa eran gueros y de familias acomodadas. Sin embargo, fui persistente y no deje que me desanimara. Durante la secundaria y la preparatoria, empecé a notar que tenia dos grupos de amigos – uno dentro de la clase y otro afuera de la clase. El primer grupo era basado en el programa de honores donde colaboramos en tareas y competimos por las calificaciones más altas. Tenía intereses similares a mis compañeros – como el poder atender una universidad prestigiosa y tener calificaciones altas. Mi segundo grupo de amigos eran aquellos afuera de la clase. Con ellos, podía ser autentica, mi identidad era validada y teníamos experiencias similares en casa.
En el colegio, tratando con racismo sutil, micro-agresiones y discriminación era parte de mi vida diaria. Era una mujer que perseguía una licenciatura en finanza en Cal Poly, SLO. Pero no era solamente una mujer pero una mujer de color. En un lugar donde nomas el 15% de toda la universidad era Hispano/Latino y donde nomas el 20% de los que estudiaban finanza eran mujeres. Era parte de dos grupos de minorías. Todos mi profesores de finanza eran hombres y la gran mayoría gueros. Y al principio de el semestre, escaneaba la clase para confirmar que era la única Latina presente.
Fue difícil no tener un profesor como modelo a seguir en mi carrera – alguien que entendiera mis luchas únicas. Era una estudiante de primera generacion y mas aparte provenía de una diferente cultura y nivel socioeconómico. Las interacciones que tenía con los que me rodeaban a diario me recordaban a esto hasta llegar a un punto donde me preguntaba a mi misma si mi identidad iba ser una carga al poder alcanzar mis metas.
Dentro de la clase prefería hacer proyectos individuales en vez de proyectos en grupo. Cuando me asignaban a un grupo (consistía de hombres gueros) y teníamos juntas, me sentía alienada de la conversación. Muy seguido, recibia mensajes como “deberías enfocarte en crear una presentación y nosotros en los números” o aveces cuando hacía una sugerencia acerca de un proyecto, ellos me decían “está bien, nosotros nos encargamos.” Todos eso eran mensajes implícitos que era incapaz de añadir valor. Ese tratamiento me hacía inconfortable y me alejaba. Sentía que constantemente tenía que I probarle a los demás que sí pertenecía en esa universidad y en esa clase.
Aparte de las luchas, veo hacia atrás y estoy orgullosa de aceptar mi identidad como una mujer en la industria de las finanzas. My experiencias han formado mi carácter y ética de trabajo. A cualquier persona que se encuentre en una situación similar – quiero que sepas que no estas solo/a. No permitas que esteriotipos pongan algun limite en tus capacidades.
Se una persona segura, se vocal, y mantente autentico/a.