Cuatro semanas en el jardín de infantes, y mi hijo finalmente dejó de llorar al dejarlo. Si no hubiera sido por el apoyo y las historias de otras mamás, podría haber pensado que estaba teniendo dificultades, porque no asistió a la escuela preescolar. Pero la mayoría de los niños que estaban lloraban habían asistido al preescolar.
Experiencias Pre-Kinder
Aquí hay información de experiencias, que compartimos entre las madres.
- Algunos niños fueron al preescolar, y les encantó. Estas mamás no podían entender por qué sus hijos estaban llorando ahora.
- Un niño fue al preescolar, lloró todos los días allí, y, ahora está llorando todos los días en kinder.
- Otra niña amaba el preescolar; ella tiene hermanos mayores y todos fueron a preescolar (ninguno de ellos lloró en kinder) sin embargo, ella llora todos los días.
- Otro niño pequeño (aparte del mío) no fue al preescolar y está teniendo dificultades.
- Y de los niños que están haciendo muy bien, algunos fueron a preescolar, y otros no.
Como puede ver, hay una mezcla de experiencias pre-kinder. Y asistir al preescolar, no garantiza una transición fácil al jardín de infantes.
Entonces, ¿qué lo determina todo?
Supongo que depende de sus necesidades emocionales. Con tantas personalidades diferentes, algunos niños están más listos que otros para aventurarse sin sus madres y algunos necesitan ese abrazo adicional, o una charla animada.
¿Podemos mejorarlo?
Puede intentar y hacer que la despedida en la escuela sea mejor, preparando a su hijo. Inscribiendo a su hijo en el preescolar, otras actividades extracurriculares, hablar con ellos y entusiasmarlos con la idea de la escuela son sólo algunas ideas. Antes del jardín de infantes, mi hijo asistió a algunas clases de juego para poder socializar con niños, fuera de su familia. No estaba contento y pasó mucho tiempo después de la clase, tratando de convencerme de las razones por las que no debía regresar, esta clase fue sólo por tres horas, dos días a la semana. Entonces, sé que enviarlo al preescolar cuando tenía cuatro años, habría sido horrible para él, porque emocionalmente, no parecía estar listo. Sin embargo, un año después, el estaba preparado para kinder.
Además de las despedidas en las mañanas, y quizás una semana y media de adaptación en el aula, el ha estado feliz. Cuando lo recojo, está emocionado de compartir historias y, lo que aprendió. Actualmente, su oración favorita comienza con: “Mami, ¿sabías que …?” ¡Me encanta! Él tiene sus propias historias y contribuciones independientes para traer de vuelta a la casa, y lo disfruta.
Creo que nuestra atención a sus historias, y lo que comparte con nosotros, le da un impulso de confianza, y hace que quiera compartir más con nosotros. Por lo tanto, escuchar y mostrar interés ayuda. Estableciendo una rutina, para que nada los sorprenda, estarán más relajados sabiendo lo que viene después. Además, asegurarse de que se acuesten a tiempo, para que la lentitud no sea un factor. Y, por supuesto, enviarlos a la escuela con algo en la estómago para que puedan sentirse lo mejor posible. En general, brindarles el apoyo, el amor y la paciencia que necesitan mientras se enfrentan a este nuevo cambio significativo, puede ayudar a eliminar cualquier cosa que pueda añadir a las lágrimas de tener que decirle adiós a mamá, al momento de dejarlos en la escuela.
Estrategias, Si Su Hijo Está Luchando Cuando Lo Deja En La Escuela
A continuación le presentó algunas de las cosas que las otras madres y yo, hicimos para ayudar a nuestros niños de kindergarten. Notará, cómo funcionan diferentes cosas, para diferentes niños.
1. Lo que hice:
a. Primero, hubo conversaciones de ánimo y me aseguré de reconocer su valentía; todo esto ayudó un poquito.
b. Después, comencé a comprar un juguete pequeño y el primer día que lograra no llorar; le daba el juguete. Esta estrategia ayudó. Pude ver lo mucho que trató de no llorar y tuvo éxito durante muchos días, pero todavía se aferraba a mi muslo, o me pedía que no me fuera.
c. Aproximadamente 2 semanas y media después, comencé a dibujar un corazón y una cara feliz en su mano. El corazón representaba cuánto lo quiero, y la cara feliz era un recordatorio de lo feliz que me hacía saber, que él estaba feliz en la escuela. Después, trazaba un corazón en mi mano, y él lo coloreaba para recordarme cuánto me quiere. Esta idea lo ayudó mucho. Aunque dejarlo, aún era un desafío, noté una mejora significativa con esto.
d. Y después, había mañanas donde lo mantenía distraído con algo, como sostener algo que teníamos que darle a su maestra o, hablar sobre algo que le interesaba. Antes de que se diera cuenta, estábamos en el portón, y el adiós era mucho más manejable.
2. Otra madre compró pulseras a juego, para ella y su hijo, después de intentar las conversaciones de ánimo. Entonces, cada vez que su hijo necesitaba amor de mamá, podía mirar su pulsera. Ella dijo que esto ayudó mucho. Yo también noté la mejora en su hijo.
3. Otras madres dejaban a los niños al final, justo antes de que cerraran el portón; de esa manera, no les daban tiempo a los niños para que sus nervios se acumularan.
4. Otras mamás llegaban temprano porque ayudaba a sus hijos a sentirse más tranquilos. A esos niños no les gustaba un adiós apresurado.
Como mamás, todas mantuvimos una actitud positiva, y sabíamos que era sólo cuestión de tiempo, antes de que los niños se adaptaran. Pero también estábamos desesperadas por encontrar algo que pudiera ayudar y, compartimos ideas felizmente entre nosotras.
Por lo tanto, si tiene ideas geniales para agregar, que podrían hacer que la despedida en la mañana sea menos dolorosa para los niños (y las madres), ¡compártalas! Estoy segura de que sería apreciado por todas las madres, cuyo corazón se está rompiendo al dejar a sus hijos en la escuela, porque su pequeño está llorando o gritando por ellas, o corriendo de la puerta para aferrarse a ellas. Fui testigo de todas estas cosas, y es desgarrador.