EL AUTISMO es algo que no conocía hasta que tocó mi propia vida. Hay muchas emociones que suceden a la vez cuando descubres que tu hijo es autista. El diagnóstico de mi hijo comenzó con la logopedia, porque esa fue la primera recomendación. Aparentemente es el primer paso que tiene que suceder para que el terapeuta evalúe diferentes signos. El terapeuta escucha a su hijo y recomienda más pruebas, exámenes y servicios para saber si hay posibilidades que su hijo tenga autismo.
Ahí es donde comenzó mi viaje médico. Después de varias evaluaciones, terapeutas, etc., nunca me había imaginado tener que pasar por tantos aros y obstáculos para encontrar un diagnóstico. Fue difícil ver a mi hijo pasar por tanto. Durante una de estas evaluaciones llegó el gran golpe; recibí la noticia de que mi hijo no solo tenía autismo severo, sino también TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad) y una discapacidad intelectual.
Todo fue tan difícil de entender y aceptar. Me culpé a mí misma y sentí que había hecho algo mal. Al principio pensé que como no podía ayudarlo con su autismo, así fue como terminó con más diagnósticos. También me ha culpado por ser una mala madre, lo cual es desgarrador de escuchar. Sin embargo, encontré ayuda. Después de hablar con las personas adecuadas,me ayudaron a comprender que nada de esto era culpa mía. Cuando comencé a sentirme mejor conmigo misma, tuve el coraje y la fuerza para luchar por mi hijo con todo lo que tengo.
Hasta el día de hoy,su diagnóstico es muy complicado y todavía tengo problemas para obtener respuestas. A menudo me dicen que no saben si su comportamiento se debe al autismo, el TDAH o una discapacidad intelectual. Encuentro esto frustrante y muy triste. Estas etiquetas las hacen de menos y no es fácil conseguir ayuda. No me gusta cómo se les da etiquetas y se juzga a los niños, en lugar de recibir los recursos que necesitan junto con el mismo respeto y educación que tienen otros niños.
Hemos recorrido un largo camino. Hoy mi hijo está feliz y mi vida familiar es tranquila. La parte que me molesta es la educación que brinda nuestro sistema escolar,que es muy mala. Hay leyes que no benefician a nuestros hijos, y no las tienen en cuenta ni a nosotros como padres porque no conviene. No quiero que mi hijo sea una estadística más,es un ser humano que puede ser una buena persona para nuestra sociedad si recibe la educación, la ayuda y los recursos que se merece. Mi hijo es increíble, es cariñoso y muy inteligente. Pero lo más importante es que está feliz. Ha recorrido un largo camino y aún nos queda mucho por hacer, pero con la educación que se merece será imparable. ¡No dejaré de luchar por él!