Soy mamá de Isaac Padilla. Mi hijo me trae las mayores sonrisas y siempre me inspira a ser la mejor versión de mí. Con la personalidad humorística de Isaac, nuestra vida cotidiana cambia con frecuencia de estresante y agitada a brillante y alegre.
A veces miro hacia atrás para ver cómo empezó todo esto. Nuestro trayecto siempre me emociona. Hace unos cinco años, cuando llevé a Isaac a su cita regular médica, el pediatra me dijo que pensaba que era autista. Solo tenía dos años. Todo fue tan aterrador, ni siquiera sabía qué era el autismo. Además, la expresión del rostro del médico me hizo entrar en pánico. Pensé que tal vez era algo realmente malo, como una enfermedad fatal. Desafortunadamente, no se tomó el tiempo de explicar qué era en realidad. Recuerdo que pensé que esto estaba sucediendo debido a su alergia al gluten; Pensé que su salud estaba en riesgo. Más tarde, supe que este no era el caso.
Siguiendo el ejemplo del pediatra, programé sus próximos pasos, que incluían una evaluación de ocho horas. Un representante de First 5 (Los primeros 5) habló conmigo poco antes de la cita de evaluación. Pudo arrojar algo de luz sobre lo que era el autismo y me proporcionó información para leer. Todo estaba muy al nivel de la superficie, pero al menos tuve la tranquilidad de que no era perjudicial para su salud.
Durante la evaluación de ocho horas, Isaac y yo nos reunimos con un terapeuta conductual, un terapeuta del habla y un psicólogo de la ADA. Se llevaron a cabo numerosas evaluaciones al mismo tiempo. Realmente fue un día largo que no he podido olvidar. Después de terminar, confirmaron que Isaac era autista. Afortunadamente, tenía más conocimientos, por lo que mi reacción no fue tan fuerte como podría haber sido. Sabía que mi esposo y yo íbamos a hacer todo lo posible para ayudar a nuestro hijo.
A medida que seguía aprendiendo sobre el autismo, comencé a comprender que no había cura y que ahora iba a ser nuestra nueva vida. Aprendí que habría cambios en su comportamiento y desarrollo, y que varias terapias ayudarían. También aprendí que ser difícil de aceptar era normal y que llevaría tiempo.
Hasta el día de hoy,sigo aprendiendo. Todavía es difícil de creer a veces, hay algo bueno que ha salido de nuestro trayecto, Isaac me ha enseñado a ser más fuerte y he aprendendio cómo ayudarlo más. El AUTISMO me ha enseñado muchas cosas. Doy gracias a Dios por enviarme a mi hijo Isaac; su existencia es una bendición especial en nuestras vidas.
Issac, te prometo, que tu padre y yo nunca pararemos de aprender….
Yaneth Padilla
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