Mamá,
Tú eres mi luz, mi maestra, mi confidente y mi hermosa madre. Te amo y te dedico todos los días del año.
No puede celebrarse por un solo día. Porque todos los días, desde que abro los ojos, hasta que consigo cerrarlos, todo lo que soy y seré, es gracias a ti. Me lo has dado y enseñado todo. Siempre me has cuidado con amor y devoción. Me has guiado a tener buenas costumbres, a ser valiente, a ser ambiciosa. Fuiste dura, directa y honesta cuando me preparaste para la vida con tu experiencia y sinceridad. Me enseñaste a levantarme cuando la vida me derriba y me lastima. Tus manos me han enseñado ternura, fe y paz. En tus brazos, siempre estoy protegida de todo mal.
Lo único que no me ha enseñado es a existir en un mundo sin usted. Espero no tener que aprender esa lección pronto.